Peñíscola fue una plaza poderosamente fortificada desde la Edad Media, razón por la cual fue considerada un bastión inexpugnable, razón por la cual fue elegida como refugio por el Papa Benedicto XIII. A él se debe la construcción del llamado “Portal de Sant Pere”, formado por un gran arco rebajado, por el que, en aquellos momentos, se podía acceder a la fortaleza desde el mar.
Sobre el arco, las armas del Papa con
las llaves de San Pedro acoladas al escudo familiar de los Luna, como expresión
de quien mandó construir este acceso que, tiempo más tarde, dejó de cumplir el
cometido de enlace con el mar.
Fue Felipe II quien ordenó a su virrey
en Valencia, Vespasiano Gonzaga, construir unas nuevas murallas para hacer
frente a las necesidades derivadas del empleo de la Artillería en la defensa de
las plazas, aunque sin destruir las anteriores.
Dos personajes aparecen asociados a esa
monumental obra, el citado virrey Vespasiano Gonzaga y el gran ingeniero
militar Juan Bautista Antonelli que, junto con su hermano elaboró el proyecto y
lo llevó a cabo parcialmente, entre 1576 y 1578.
El resultado es que, en la actualidad
puede contemplarse, con esos impresionantes muros que ciñen la plaza por el
lado orientado hacia el mar, formando ángulos, con la mole del castillo
templario en lo alto.
El acceso principal a ese recinto se
realiza por la llamada Puerta de Felipe II o Portal Fosc (puerta oscura). De
inspiración italiana, está constituida por un gran arco de medio punto, con sus
jambas almohadilladas y ornamentadas con bolas, realizadas en piedra blanca. Se
conserva uno de los batientes de la puerta, de madera revestida con lamas de
hierro, remachadas con clavos.
Sobre la puerta, las armas de Felipe II
y una cartela (ambas restauradas) en la que puede leerse: “Reynando el
siempre vencedor Don Phelipe Segundo y siendo su Lugarteniente y Capitán
General en este Reyno de Valencia Vespasiano Gonzaga Colona (Colonna), Príncipe
de Sabioneda (Sabionetta), duque de Trayeto (Traetto), Marqués de Hostiano
(Ostiano), Conde de Fundi (Fondi) y de Rodigo. Anyo MDLXXVIII”.
Sobre el semibaluarte que protege la
puerta existe una garita de cuidada realización. De planta circular, tambor
cilíndrico sobre basa acanalada y cúpula semiesférica, rematada por una bola,
dispone de varios vanos con rejas para la vigilancia. Hubo otra en uno de los
ángulos del Baluarte Real que fue destruida durante la Guerra de la
Independencia. Hay que recordar que la plaza fue sometida a un intenso
bombardeo por parte de las fuerzas españolas, que llegaron a disparar más de
60.000 cañonazos contra la guarnición francesa.
Al pie de la muralla que delimita el
baluarte de Santa María se dispuso la llamada “Fuente de la Petxina” (por la
forma de concha que tiene), cuyas aguas proceden de la antigua “Font de Dins”
(Fuente de dentro), situada en el interior, que fue el tradicional punto de
suministro de agua de la plaza. En esta segunda imagen puede verse, junto a la
fuente, el lavadero público, con sus losas inclinadas y en alto para facilitar
el trabajo.
Aún hay otra puerta, el “Portal de
Santa María” o “de les Escaseres”. Fue abierta, en 1754, a petición de los
vecinos, durante el reinado de Fernando VI, como indica la inscripción
existente sobre ella: “PUERTA DE SANTA MARÍA. FUE ABIERTA REINANDO D. FERNANDO
VI MONARCA ESPAÑOL INVICTO.AÑO 1754”.
Hasta aquí el recorrido efectuado, a
petición de Enrique Lacleta, por las puertas de las formidables murallas de
Peñíscola. No hemos hecho alusión a los diferentes baluartes y reductos que
componen el sistema defensivo de la plaza y de los que nos ha traído
fotografías muy bonitas, aunque hubiera merecido la pena.
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