Nuevo canónigo borjano

 

         Gracias a la amabilidad de nuestro obispo D. Vicente Rebollo, venimos recibiendo con puntualidad la publicación Iglesia en Tarazona, en la que se inserta una crónica de Marta Latorre (en el número que se distribuirá este domingo), sobre la toma de posesión de los nuevos canónigos de la S. I. Catedra de Tarazona, uno de los cuales es el ilustre borjano Rvdo. D. Javier Bernal Gimeno, que ya viene desempeñando el importante cometido de Vicario General de la Diócesis.

         No pudimos asistir a tan importante acontecimiento eclesial pero, a través de esa crónica y de las fotografías que aparecen en la página de la diócesis, hemos podido conocer el desarrollo de la ceremonia, presidida por el Sr. Obispo.

 

         El Deán Presidente del cabildo explicó el desarrollo del acto y, tras lectura de los nombramientos, los nuevos canónigos D. Javier Bernal y D. Luis Zardoya, leyeron sus promesas.

 

         Seguidamente, los nuevos canónigos, de la mano de sus padrinos (en el caso de D. Javier Bernal era el canónigo D. Miguel Antonio Franco Garza), se dirigieron al coro para tomar posesión de sus sitiales y recibir sus bonetes (con borla verde), tras lo cual recibieron el abrazo del resto de los miembros del cabildo.

 

         Continuaron con el rezo de Vísperas, al término del cual el Sr. Obispo dirigió unas palabras a los nuevos canónigos, instándoles a hacer de la catedral un lugar de referencia para el resto de las iglesias de la diócesis y a ayudar, con su testimonio y ejemplo, a difundir la Palabra de Dios.

 

         D. Javier Bernal, al igual que hizo su compañero D. Luis Zardoya, con emocionadas palabras agradeció el nombramiento y tuvo un especial recuerdo a sus padres, ya fallecidos, y a todos los familiares y amigos que le habían acompañado en este momento trascendental de su vida eclesiástica.

 

         La foto del Sr. Obispo con todo el cabildo puso punto final a esta importante celebración que supuso la incorporación de dos nuevos miembros a esta corporación que, dentro de la más completa unidad y entrega al servicio de la catedral y la diócesis, aúna sensibilidades muy diferentes como simbólicamente ponían de manifiesto los diferentes tonos de los hábitos corales.