José Aranda Aznar (1942-2007) había nacido en Bolaños de Calatrava (Ciudad Real), localidad en la que tiene dedicada una calle, pero su madre era de Fuendejalón, razón por la cual siempre nos interesamos por su producción literaria como escritor.
En nuestra biblioteca conservamos todas
sus novelas y relatos históricos: La culpa (1979); El que habita en
el infierno (1987); Gemidos muertos (1991); Mi ausencia
(1992); Bandoleros (1995); La venta de Borondo (1998); Merino,
el guerrillero (2000); El Quijote frente a la realidad. Una lectura
estadística (2005); y Como Cervantes (2005), de cuya adquisición
fuimos dando noticia en este blog.
Cuando
conseguimos su novela La venta de Borondo, destacábamos que estaba
dedicado a “mi querido primo Pascual Estrada Aznar, que tendió el camino que
une el Campo de Borja, en Aragón, con los cardonales de Paraguaná, en Falcón”.
De Pascual Estrada (1932-2001)
también nos hicimos eco en el tercer volumen de nuestro Diccionario
Biográfico. Señalábamos entonces que, aunque nacido en Zaragoza, su madre
era también de Fuendejalón, localidad que visitó en numerosas ocasiones,
relacionándose con la familia que allí quedó y en donde surgió su primer amor,
que siempre recordó. En 1955 se estableció en Caracas, destacando como impresor
y autor literario. Hasta el momento sólo hemos conseguido una de sus obras: Rostro
desvanecido memoria, publicada en Caracas, en 1973.
Pero volviendo a José Aranda, es
preciso resaltar que su verdadera profesión fue la de economista. Licenciado en
Ciencias Económicas por la Universidad Complutense, en 1972 ingresó en el
Cuerpo de Facultativos Estadísticos del Instituto Nacional de Estadística, donde
desarrolló toda su carrera.
Durante seis años fue Subdirector
General de Estadísticas Sociales y en 1989 fue nombrado Director General de
Estadísticas de Población e Información, cargo que desempeñó hasta su dimisión
en 1997, pasando a ser Vocal Asesor de la Presidencia, hasta su fallecimiento
en 2007.
Desde el INE llevó a cabo una
incansable labor, tanto a nivel nacional como internacional, ya que vivió los
años de la integración española en la Unión Europea. No podemos olvidar su
lucha para mantener el Censo General, lo que le supuso, en 1991, serios contratiempos
ante la campaña orquestada para impedir su realización.
Más allá de su actividad literaria
publicó también trabajos como La campaña con el Censo de 1991. Memorias para
la memoria, dejando constancia de lo ocurrido en aquellos tristes momentos.
En 1995 dirigió la obra Música y Estadística y, en 1993, escribió La
Sociedad española tras 25 años de Constitución, conmemorando ese XXV aniversario
de nuestra Carta Magna. Otro trabajo importante fue el dedicado a “La mezcla del
pueblo vasco” que, como los anteriores, estamos intentando conseguir.
Por el momento, el que hemos conseguido
es el que lleva por título Cifras contra la crispación, que el Instituto
Nacional de Estadística publicó en su honor, tras su fallecimiento, reuniendo
una selección de los artículos publicados en el periódico Cinco Días,
con el que habitualmente colaboraba y del ya había editado otra selección que
estamos a punto de recibir.
El libro, prologado por Carmen Alcaide
Guindo, entonces Presidenta del INE, incluye una “Nota biográfica” y unas
elogiosas palabra de Joaquín Leguina Herrán afirmando que “Quienes tuvimos
el privilegio de conocer, tratar, compartir afanes y trabajos y, sobre todo,
querer a José Aranda sabemos bien de su voluntad, de su impulso creador en
todos los terrenos: el literario, sí, pero también en el de la Estadística, de
su empuje y, sobre todo, siempre nos quedará su memoria de hombre de bien. Una
bonhomía que dejó impresa en todos los ámbitos de su generosa existencia”.
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