sábado, 21 de octubre de 2023

Revistas recibidas 583

 

         El Gobierno de Navarra nos ha enviado el número 96 de su revista Cuadernos de Etnología y Etnografía de Navarra, correspondiente a 2022, que incluye los siguientes artículos:

         La batalla de los muertos de Juan Iturralde y Suit: en torno al mito nacionalista euskaro” (Javier Yáñiz); “Roberos y peseros: artífices de las mesuras del reino” (Ricardo Gurbindo Gil); “Nuevas estelas discoideas en Sos del Rey Católico y Navardún (Aragón)” (Sara González Bravo); “Propiedad, pastos y amojonamiento de Biurrun a través de las Ordenanzas de 1544” (Naiara Uria Blanco); “Una tiorba en Iruña en 1606” (Ricardo Urrizola Hualde); “Un Verrus del año 1869 en euskera salacenco” (Ekaitz Santazilia); y “El ritual del juicio, muerte y quema de Judas en Navarra y Álava” (José Ángel Chasco Oyón).

         En el apartado “Noticias”, Alicia Irurzun Santa Quiteria escribe sobre “Piedra, tierra y memoria. Exposición permanente de estelas discoideas en la Casa de Cultura de Tafalla” y María del Mar Larraza Micheltorena lo hace sobre “Ugaltarriak. Proyecto cultural sobre los suelos de cantos rodados del valle del Roncal”.

         El hecho de que dos de los trabajos versen sobre estelas discoideas, nos ha impulsado a manifestar interés por las conservadas en nuestra zona. El artículo referido a Sos del Rey Católico y Navardún cataloga ocho nuevas estelas.

         En el caso de Tafalla, la exposición que se menciona ya tuvo un precedente anterior hace unos treinta años. Su ayuntamiento cuenta con una colección de 24 ejemplares, de los que se exponen 13, complementándolas con otras piezas. En principio, está concebida como exposición permanente en la Casa de Cultura.

         Hay un dato que nos ha interesado especialmente, el que la Ley 14/2005 del Patrimonio Cultural de Navarra otorgue a todas las estelas la condición de “Bienes Inventariados”, cosa que no tenemos constancia de que ocurra en Aragón.

         No es de extrañar, por lo tanto, que algunas que inventariamos, en su momento, se encuentren ahora en paradero desconocido. Por eso, la iniciativa de un inventario de nuestras estelas no nos parece descabellada, a pesar de no son demasiadas.


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