Hubo un tiempo en el que los carros de tracción animal, con ruedas de llanta metálica podían circular por caminos y carreteras. Más tarde se dispuso que sólo pudieran hacerlo por las carreteras lo que llevasen ruedas de goma. La práctica desaparición de mulas y machos para esos cometidos terminó convirtiéndolos en una reliquia del pasado.
Pero, en aquella época, debían estar
dotados de una placa, a manera de matrícula, que facilitaban los Ayuntamientos
y que era colocada sobre una tablilla de madera situada en un lateral del carro.
Como recuerdo del pasado, hemos
conseguido esta placa de Magallón que, como las de otros lugares, fue fabricada
en la empresa Romeu y Moratilla de Barcelona. Nos han prometido donarnos otra
de Borja.
En otras provincias eran las Diputaciones
Provinciales las que expedían las placas acreditativas del pago de las tasas
por rodaje, pero no recordamos que eso ocurriera en la de Zaragoza, en donde en
los carros sólo llegamos a ver las placas municipales.
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