Fue dos semanas antes de la Navidad de 1223 cuando San Francisco, encontrándose en la pequeña localidad de Greccio (cercana a Roma), decidió representar el Nacimiento de Cristo.
Con la ayuda de Giovanni Velita, un
aristócrata que residía en aquel lugar, y de su esposa Alticama, puso en marcha
los preparativos necesarios para dar vida al primer belén viviente de la Historia.
Sus propios compañeros y la gente de lugar asumieron la representación de los
personajes de aquel belén, en el que únicamente el Niño Jesús era una pequeña
imagen de terracota que había hecho Alticama. Fue San Francisco quien decidió
colocar en el portal a un buey y una mula vivos, recurriendo a lo que señalan
los Evangelios apócrifos, dado que no son mencionados en los canónicos.
De aquel primer belén de Greccio surgió
la costumbre de instalar belenes en toda la Cristiandad. Este año estamos
celebrando, por lo tanto, el VIII centenario de tan hermosa tradición y, en
muchos lugares, va a ser conmemorado de manera especial.
El Papa Francisco, que ha visitado en
dos ocasiones el lugar donde se llevó a cabo la representación impulsada por
San Francisco, atendiendo a la petición efectuada por la familia franciscana,
ha concedido indulgencia plenaria a todos aquellos que recen ante un belén
instalado en un templo franciscano.
En Borja, esa indulgencia especial se
podrá lucrar (obtener) rezando ante el belén de la iglesia de Santa Clara,
desde el día 8 de diciembre al 2 de febrero (fiesta de la Presentación del
Señor), según se establece en el decreto de concesión.
La indulgencia plenaria es una gracia
que la Iglesia concede, en virtud de la cual toda persona que la obtiene queda
libre de las penas temporales derivadas del pecado. Para ello se requiere
cumplir unas condiciones: Además, de cumplir las específicas de la concesión
(en este caso, rezar ante el belén), deben confesarse y recibir la Eucaristía, rezando
por las intenciones del Papa. Estos requisitos se pueden realizar en el período
comprendido entre los veinte días anteriores y los veinte posteriores a la
visita al belén.
Quienes por enfermedad o por no poder
acceder físicamente al lugar, pueden obtener la indulgencia ofreciendo sus
sufrimientos al Señor o “realizando prácticas de piedad”.
En otra ocasión daremos noticia del
interesante Museo que, con belenes de todo el mundo, existe muy cerca del
Santuario del Presepe de Greccio.
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