sábado, 16 de noviembre de 2024

Cambios en el callejero borjano que no se consumaron

 

         Si hay algo mutable en esta vida son los cambios que, por distintas razones, experimentan los nombres de las calles. Por sectarismo, ignorancia y circunstancias políticas es frecuente que se vean reemplazados con cierta frecuencia, algunas veces de forma completamente injustificada. Pero, hoy queremos referirnos a aquellos cambios que fueron aprobados y no llegaron a realizarse.

 

         En Borja, la propuesta más disparatada fue la presentada por el Comité Republicano, presidido por D. Benito Girauta Pérez, que, tras el advenimiento de la I República, propuso cambiar los nombres de todas las calles de la ciudad.

         Nada menos que 46 cambios, reemplazando los existentes, por los nombres de destacados personajes republicanos o denominaciones tales como el de plaza de la Libertad para la de Santa María o plazuela de la Autonomía para la de Aguilar. Todos ellos los dimos a conocer en nuestra obra Las calles de Borja. Estudio urbanístico e historia de sus nombres.

         Finalmente, el Ayuntamiento que presidía D. Miguel Lardíés, sólo introdujo tres cambios. La calle de las Botigas (ahora Coloma) fue dedicada al general Espartero; la plaza de la Constitución (ahora de España) pasó a llamarse plaza de la República, mientras que al paseo (ahora Valentín Ruiz) se le dio el nombre de paseo de la República Federal.

 

         En 1920, siendo alcalde D. Rodolfo Araus fueron aprobados los cambios que aparecen arriba, siendo dedicadas calles a destacadas personas nacidas en nuestra ciudad: D. Ángel Pereda (1867-1919) compositor, organista y barítono; D. Vicente Aguilera, alcalde de Borja en dos ocasiones; D. Miguel Lardiés, alcalde republicano en tres ocasiones; D. Lorenzo Nogués y Milagro (1821-1909), abogado y escritor, hermano del general Nogués; D. Manuel Sancho, alcalde en dos períodos; y D. Justo Blasco (1850-1911) uno de los grandes compositores borjanos. Sin embargo, todos estos cambios no llegaron a materializarse.

 

         El no cumplimentar los acuerdos adoptados es algo relativamente frecuente y, no hace mucho D. Francisco Lacaba, cuando recopilaba datos sobre la historia de la Hermandad de Ntra. Sra. de la Peana de Zaragoza, encontró este escrito del alcalde D. Luis María Garriga, en el que comunicaba a la hermandad el acuerdo de la Comisión de Gobierno de la corporación municipal, por el que se había decidido, a petición de la Junta Directiva de la hermandad, dar el nombre de “calle del borjano ausente” a una de las calles. En el escrito se hacía constar que “se buscará una calle adecuada para llevar tal nombre”. No debieron encontrarla, dado que nunca llegó a ser realidad el acuerdo.


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