viernes, 15 de noviembre de 2024

Un arzobispo de Tarragona que nació en Mallén

         El 15 de noviembre de 1710 falleció en Barcelona fray José Linás y Aznar, arzobispo de Tarragona. Aunque la mayoría de los autores señalan que nació en Broto (Huesca) hacia 1634, lo hemos considerado de nuestra comarca, porque el historiador de Mallén D. Francisco Javier Córdoba afirma que era natural de esta población y utiliza como primer apellido “Linás”, en lugar del “Llinás” con el que habitualmente se le denomina.

El hecho de que Francisco Javier Córdoba fuera Cura Ecónomo de Mallén cuando escribió su obra no deja de ser significativo, al igual que con el nombre de “Linas” aparezca en una obra editada en Zaragoza en 1695 que lleva por título Torneo poético en loor del ilustrísimo… Fray Iosef de Linas, Arzobispo de Tarragona… celebrado en dicha ciudad.  

         Que tuvo relación con Mallén es indudable, dado que hemos encontrado el dato de que su hermana Petronila contrajo matrimonio en esta localidad, el 15 de abril de 1656, con el pintor mallenero Bartolomé Velázquez y Madezuelo, del que no conocemos ninguna de sus obras. José y Petronila eran hijo de D. Lorenzo Linas, perteneciente a una antigua familia infanzona de Broto, y de María Aznar que, probablemente, era natural de Mallén. 

 

         Bartolomé y Petronila tuvieron un hijo: José Velázquez y Linas, que fue canónigo de la Seo zaragozana y sufragó la realización y el dorado del actual retablo mayor de la iglesia parroquial de Mallén, así como varias jocalias. Promovido al arzobispado de Orán, murió antes de ser consagrado.

 


         Por lo que respecta a fray José Linas, el 28 de junio de 1650 ingresó en la Orden de la Merced, profesando el 4 de octubre de 1651 en el convento zaragozano de San Lázaro. Su brillante inteligencia le hizo desempeñar importantes cometidos dentro de su orden, de la que fue Maestro y Comendador de Tarazona y Zaragoza; Provincial de  Aragón; Vicario General en Italia y Procurador General en Roma, hasta que en 1686 fue elegido General de toda la Orden. Al término de su mandato volvió a Zaragoza, desempeñando el humilde cometido de enfermero mayor del convento de San Lázaro. 


Allí le sorprendió su nombramiento, en 1694, para la sede metropolitana de Tarragona, siendo consagrado obispo en el monasterio de Escarpe, en 1695.

         Fue un destacado orador sagrado y autor de varias obras entre las que destacan algunas cartas pastorales. Tras su fallecimiento, sus restos fueron sepultados en el convento de Zaragoza, al que tuvo siempre un especial cariño, donando importantes sumas de dinero para su rehabilitación.


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