viernes, 3 de julio de 2020

Importante obra hidráulica en Bureta


         Ha sido D. Juan Manuel Serrano Lacaba quien nos ha recordado la importancia histórica de una obra hidráulica existente en Bureta, en zona contigua al despoblado de “Los Pozos”, sobre el que, en el segundo número de Cuadernos de Estudios Borjanos, publicamos un artículo acerca de las cerámicas grises hispano-visigodas allí encontradas.
         Respecto al manantial y a las obras realizadas para su aprovechamiento trató D. Javier San Román Saldaña en su obra Las aguas subterráneas en la cuenca del río Huecha, también publicada por nuestro Centro. Por otra parte, el Prof. Christopher Gerrard y  Dª. Alejandra Gutiérrez le dedicaron un trabajo que puede consultarse en red.

         A pesar de todo ello, muchas personas desconocen su existencia, a la espera de que D. Guillermo Carranza Alcalde complete su serie sobre obras hidráulicas de la zona, entre las que destaca ésta que suele ser denominada como manantial de Albaquetes o Albaquete.





         Curiosamente, está señalizado y con un panel explicativo, aunque su estado de mantenimiento no es el más adecuado para la importancia del conjunto. De hecho, al visitarlo hay que tener cuidado, dado que algunos pozos no tienen protección y es peligroso acercarse.



         El conjunto está constituido por un adit o túnel de época romana, cuya entrada es visible. Tiene unos 100 metros de longitud y algo más de 2 metros de altura, con una anchura de un metro.




         Al lado se encuentra un qanat que es un sistema de captación de agua, de origen árabe, aunque algunos estiman que la obra fue realizada ya en época cristiana. Está constituido por un túnel de unos 164 metros de longitud, 1,5 de altura y 0,7 de anchura.

         El túnel llega hasta la capa freática y dispone de siete pozos. El primero (a la derecha de este croquis muy ilustrativo) es el principal realizado para alcanzar el agua. Los otros seis son pozos por lo que se extrajo el material de excavación del túnel y, después, le sirvieron de ventilación.




         La primera de estas fotografías corresponde al “pozo madre”, mientras que la segunda es de uno de los otros seis que, en un momento determinado, fue revestido con cantos de piedra. Hay algunos que están prácticamente cegados por la vegetación.




         Según Javier San Román, el manantial tenía unos 20 litros por segundo de caudal y, mediante este ingenioso sistema se alimentaba la balsa que permitía el riego en una zona especialmente árida.




         En opinión de ese autor, dos pozos privados situados en las proximidades le quitaron mucho caudal, y por eso se construyó el que se ve en la foto (en una caseta y alimentado por electricidad de la línea que pasa por ahí).
         El adit y el qanat dejaron de prestar servicio. Junto al adit hay ahora una acequia que parece moderna alimentada por un gran pozo  que es casi una balsa de agua.  Pero perduran los restos de esa obra de gran valor histórico, cultural y constructivo.
Como comentaba Juan Manuel Serrano, resulta fascinante que, en nuestro entorno y a escasa distancia, se combinen la cultura del regadío abundante del Ebro y la Huecha y los bosques atlánticos del Moncayo con esta otra de aprovechamiento de los pequeños manantiales en zonas esteparias mediante técnicas tan costosas  propias de zonas desérticas de oriente Próximo.
Es sin duda uno de los mejores ejemplos de aquellas grandes construcciones hidráulicas de la Antigüedad que tenemos en nuestra comarca y, por lo tanto, una obra digna de admirar que se debería restaurar para apreciarla correctamente y darla a conocer.

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