domingo, 12 de julio de 2020

Patente de Siracusa


         El  Dr. D. Antonio Gil Albarracín es un destacado investigador con el que hemos coincidido habitualmente en los congresos de franciscanismo y buen conocedor de nuestra ciudad que ha visitado en varias ocasiones, acompañado por su esposa Dª. Griselda Bonet Girabet, editora de sus obras.

         Entre sus múltiples saberes e inquietudes, desde hace algún tiempo está investigando sobre una cuestión apenas abordada, el de las Patentes de Sanidad emitidas por las ciudades mediterráneas en el siglo XVIII, lo cual adquiere especial relevancia en estos momentos, tanto por estar padeciendo una epidemia parecida a las que hicieron necesario su empleo, como por la belleza de estos impresos, de los que ya hemos ofrecido algunas muestras.




         Ahora, acaba de dar a conocer esta patente de la ciudad de Siracusa (Sicilia) que lleva fecha de 5 de noviembre de 1724.
         En la parte inferior aparece una vista de la ciudad y su puerto, todavía con todas las fortificaciones que la rodeaban, parte de las cuales fueron demolidas tras la reunificación italiana. Como es habitual, en la parte superior figuran los Santos protectores, presididos por la Inmaculada Concepción, flanqueada por Santa Lucía, la mártir siracusana que lleva en sus manos la bandeja con los ojos que son uno de sus atributos personales, y San Martín con la mitra y el báculo propios de su condición de obispo. En los extremos dos de los principales protectores contra la peste: San Roque y San Sebastián.

         Entre ambas escenas campean los símbolos heráldicos de la ciudad (un águila explayada) y el de Felipe V, dado que en aquellos momentos la ciudad pertenecía a la Corona española; la perdería tras el tratado de Utrech que puso fin a la Guerra de Sucesión. Cuando fue emitida la patente ya no era española, pero debieron seguir utilizándose las impresas con anterioridad hasta que se agotaron.




         Debemos recordar que Siracusa es una hermosa ciudad, declarada Patrimonio de la Humanidad, que cuenta con una dilatada historia en la que destaca su condición de capital de la isla. Perteneció a la Corona de Aragón, a través de la cual pasó a la española. Durante aquella época llevó el nombre de “Zaragoza de Sicilia”, algo que muchos ignoran.
         Para quienes deseen leer el artículo completo del Prof. Gil Albarracín, pueden hacerlo a través de este enlace.

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