En la
primera de estas imágenes que fue tomada el pasado mes de enero se observa
perfectamente el nido existente en la torre del reloj de la colegiata de Santa
María de Borja, ya ocupado como comentamos en su momento, dado el adelanto
experimentado en la llegada de estas aves. Sin embargo, en la segunda,
realizada el miércoles 7 de marzo, se puede apreciar que el nido ha
desaparecido y en su lugar comienza a surgir otro.
Como
es sabido, la cigüeña es una especie protegida por Directiva Europea sobre
Aves, así como por la Ley 42/2007 por la que se efectuó la trasposición de la
normativa comunitaria a nuestra legislación. En virtud de esas normas legales
tanto las cigüeñas como sus nidos son objeto de especial protección, de manera que,
tras la última modificación del Código Penal la retirada de los mismos, si se realiza
en época de reproducción, es constitutiva de delito y puede ser sancionada con
penas que oscilan entre los seis meses y dos años de prisión. El período de
reproducción que normalmente comenzaba el día de San Blas, según la tradición,
este año se ha adelantado al mes de enero.
Distinto es el caso que nos ocupa en el que los fuertes vientos provocaron inesperadamente la caída del nido, en parte debido a que el soporte metálico sobre el que se asentaba estaba corroído. La caída ocasionó algunos desperfectos en los tejados inferiores, muy cerca de los cuales se encontraban trabajando los albañiles que están restaurando el claustro de la colegiata, sin que afortunadamente se produjeran daños personales.
Distinto es el caso que nos ocupa en el que los fuertes vientos provocaron inesperadamente la caída del nido, en parte debido a que el soporte metálico sobre el que se asentaba estaba corroído. La caída ocasionó algunos desperfectos en los tejados inferiores, muy cerca de los cuales se encontraban trabajando los albañiles que están restaurando el claustro de la colegiata, sin que afortunadamente se produjeran daños personales.
Es
evidente que el elevado peso de los nidos o la proliferación de los mismos,
como ocurría en la iglesia de San Pedro Apóstol de Gallur, puede entrañar un
riesgo para la seguridad de las personas o la del propio edificio, por lo que
la retirada de los mismos puede ser autorizada por los organismos competentes
en cada comunidad autónoma, con carácter excepcional, tras solicitud
justificada y después del análisis minucioso del problema. Todo ello fuera del
período reproductor de las cigüeñas.
En
Aragón, las competencias en esta materia recaen en el Instituto Aragonés de
Gestión Ambiental (INAGA), al que se dirigieron el Ayuntamiento de Gallur y la
Parroquia para que fuera autorizada la retirada de los 30 nidos existentes en
las cubiertas del templo. Tras la oportuna autorización los bomberos de la
Diputación Provincial los retiraron del 23 al 26 de octubre, época en la que no
se veía afectada la reproducción de las aves.
En nuestro caso, el problema puede verse
acrecentado pues el pasado miércoles asistimos a un espectáculo insólito para
nosotros. En cada una de las torres se había establecido una pareja de
cigüeñas, mientras que otras dos intentaban posarse en ellas, dando lugar a una
sucesión de escaramuzas entre las que parecían haber tomado posesión de las
mismas y las intrusas.
Afortunadamente,
ayer solo quedaban las de siempre, las de casa, intentando rehacer su nido en
la torre del reloj, mientras que en la de las campanas no había ninguna.
Esperemos que la situación se haya “normalizado”, tras la misteriosa
desaparición del nido.
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