No
hace mucho tiempo el Gobierno de Aragón declaró Bien de Interés Cultural a la
iglesia parroquial de San Lorenzo de Magallón, una decisión que aunque se hizo
esperar, estaba plenamente justificada dada la importancia arquitectónica y
artística de ese monumento.
Sin
embargo, sigue siendo llamativo que dos monumentos de singular interés,
situados en Fuendejalón, no figuren todavía en la relación de bienes protegidos
de nuestra comunidad autónoma.
Uno de
ellos es la iglesia parroquial de San Juan Bautista que merece con creces ser
objeto de un reconocimiento, tanto por su valor arquitectónico, como por la
colección de obras de Arte que conserva.
Lo más
llamativo es que ello no entrañaría ninguna carga añadida al Gobierno aragonés,
dado que el templo ya fue objeto de una importante rehabilitación, culminada
recientemente con la de su torre.
Algo
parecido sucede con la denominada ermita de la Virgen del Castillo, aunque por
sus dimensiones y características es mucho más que una ermita, dado que también
se encuentra en perfecto estado.
En
ella, bajo un bellísimo baldaquino se venera la imagen de la patrona de
Fuendejalón, la Virgen del Castillo, una interesante talla medieval, también
restaurada. Pero, en el interior del templo, destaca también el conjunto de
pinturas que decoran sus muros, bóvedas y cúpula, con un programa iconográfico
de contenido mariano que el pasado año pusimos de manifiesto, con ocasión de la
visita guiada efectuada, coincidiendo con la recreación histórica que cada año
se organiza en la localidad.
Nuestro
deseo sería que, cuando estamos celebrando el Año del Patrimonio Europeo, se
iniciaran los trámites para que ambos monumentos recibieran la declaración
monumental, en la categoría que se estimara oportuno, porque realmente ambos la
merecen.
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