En nuestro particular recorrido por los más destacados castillos españoles que merecieron ser incluidos en la colección de postales que conservamos, nos detenemos hoy en el castillo de Castelnovo, situado en la provincia de Segovia que, a su monumentalidad e importancia histórica une un aspecto de interés que nos ha hecho reflexionar: la fugacidad de determinadas obras cuando fallecen las personas que las crearon o impulsaron.
Esta
espectacular fortaleza tiene su origen en época musulmana, pero su aspecto
actual es fruto de las reformas realizadas por sus sucesivos propietarios. Juan
II de Castilla la entregó al condestable D. Álvaro de Luna y, tras su ejecución
pasó al marqués de Villena.
El
castillo fue adquirido después por Fernando el Católico que lo dio en dote a su
hija natural Juana de Aragón, cuando contrajo matrimonio con el primer duque de
Frías, a cuya casa quedó vinculado, siendo creado el condado de Castilnovo por
Felipe II en la persona de Juliana Ángela de Velasco.
Pasó
después a los condes de Lodos y a los marqueses de Belveder. Fue también
propietario del mismo un príncipe alemán que lo vendió a D. José Galofré,
pintor de cámara de la reina Isabel II, el cual lo dejó en herencia a los
marqueses de Quintanar. Todos ellos hicieron obras en la fortaleza para
adaptarla a sus necesidades, de acuerdo con los gustos de cada época.
Pero
fue D. José Gárate Murillo quien le dio su actual impronta al adquirirlo en la
década de los años 80 del pasado siglo a los marqueses de Quintanar, creando
allí la Fundación Cultural Hispano-Mexicana de Castilnovo, dedicada a estrechar
los lazos entre ambos países y difundir su cultura.
En
su interior se conserva un abigarrado conjunto de colecciones que van desde
metopas navales y armas blancas españolas hasta obras de arte mexicanas o
carteles de películas rodadas en ese país, pasando por bronces taurinos o más
de un centenar de obras del pintor español Manuel Mampaso.
Lógicamente,
las representaciones iconográficas de la Virgen de Guadalupe ocupan un lugar
preferente, pero uno de los fondos de mayor interés está constituido por los
60.000 volúmenes de la biblioteca del marqués de Lozoya, perfectamente
acondicionados en excelentes instalaciones.
Lamentablemente,
tras el fallecimiento en 2015 de D. José Gárate se quebró una brillante
trayectoria. La sociedad Castilnovo S. A. creada para su explotación quiso
explotarlo como hotel, con capacidad para 36 personas, pero fracasó en varias
ocasiones, en que fue cerrado y abierto de nuevo.
Fue
también utilizado para la celebración de bodas y grandes eventos, dado los
amplios espacios de que dispone, pero tampoco alcanzó el éxito previsto. Por
eso, en 2016, fue puesto a la venta, situación en la que sigue, disfrutando del
dudoso privilegio de ser la propiedad más cara que se oferta en Castilla León,
dado que el precio ha sido fijado en 15 millones de Euros, lo que probablemente
lo convierta en invendible y alga imposible el paso a una entidad que garantice
la conservación de tan destacado legado.
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