Ya que hoy dedicamos un recuerdo especial a la Armada, queremos hacer referencia a una de las mayores tragedias protagonizadas por uno de sus buques, el hundimiento del crucero Reina Regente, debido a que el músico borjano Justo Blasco intervino en el funeral de Estado que se ofició por las almas de las víctimas.
El
Reina Regente era un crucero
protegido que había sido construido en Inglaterra, donde botado en 1887. Con
97,30 metros de eslora y 15,40 de manga tenía un desplazamiento de 5.620
toneladas. Su armamento principal estaba constituido por cuatro cañones
González Hontoria de 240 mm, aunque también contaba con seis de 120 mm. y otros
seis de 57 mm. El peso de las piezas de mayor calibre y su ubicación pudieron
ser determinantes para su pérdida.
Porque,
el 10 de marzo de 1895, cuando regresaba de Tánger a donde había conducido a
una embajada del sultán de Marruecos, desapareció en el transcurso de un fuerte
temporal poco después de haber zarpado en demanda del puerto de Cádiz.
Al
parecer, el crucero se fue por ojo con sus más de 400 miembros de la dotación
de los que jamás se supo nada. El único superviviente fue un marinero que había
quedado en Tánger, como consecuencia de una borrachera y el perro del barco que
apareció flotando en aguas del Estrecho.
Durante
muchos años la pérdida de esta importante unidad estuvo envuelta en el misterio
pues se desconocía incluso el lugar de la tragedia. No hace mucho, sus restos
fueron localizados en cabo Trafalgar por una expedición rusa, pero la noticia
no fue excesivamente divulgada a la espera de una investigación más minuciosa.
La
tragedia causó un enorme impacto en la opinión española. Hasta esos momentos
era la mayor de la Armada, tan solo superada después por el hundimiento del
crucero Baleares y el transporte Castillo de Olite, ambos en el
transcurso de la Guerra Civil.
En
la basílica de San Francisco el Grande de Madrid se ofició un solemne funeral,
presidido por D. José María Cos y Sancho, arzobispo-obispo de Madrid-Alcalá (el
título de arzobispo lo era ad personam).
La oración sagrada corrió a cargo de D. Jaime Cardona Tur, obispo de Sión y
Vicario General Castrense.
La
prensa de la época al reflejar las honras fúnebres destacaba la actuación de la
orquesta que, bajo la dirección del maestro Zubiarre, interpretó varias obras.
Entre ellas “el Dies Irae, del
insigne compositor A. Thomas, que cantó magistralmente el Sr. Blasco”. Se
trataba de nuestro paisano, entonces bajo de la Capilla Real que guardó este
recorte en su álbum personal.
Y,
en relación con Justo Blasco, D. Isidro Chueca nos ha remitido la partitura de
su villancico a dos voces “El sueño del Niño”, con acompañamiento de órgano,
una de las muchas obras que compuso y que estamos reuniendo. Ofrecemos a
continuación el texto de ese villancico que hemos visto recogido en varios
repertorios:
Entre
pajas descansa mi esposo celestial,
que no me lo despierten, que dormido
está.
Déjame Niño hermoso de tu amor
disfrutar
y al lado de tu cuna mis pecados llorar.
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