Estos días, los madroños supervivientes de la plaza de Ntra. Sra. de la Peana de Borja han florecido. A algunos les sorprende que ello ocurra en esta época, pero los madroños florecen en el otoño.
Como
se señalaba en la obra Especies ornamentales
de Borja, de José Luis Garde, esas inflorescencias se presentan en panículas
colgantes, con flores blancas que, al tener los pétalos soldados, ofrecen el
aspecto de una olla o campana boca abajo.
Pero
lo más llamativo es que las flores coexisten con los frutos, dado que tardan en
madurar todo un año. De forma redondeada llegan a adquirir un color rojo y son
comestibles. Contienen alcohol, por lo que su ingesta en demasía puede producir
sensación de embriaguez.
La polinización es entomófila, dado que la realizan las abejas y ayer pudimos captar la presencia de algunas de ellas realizando su tarea, como se puede apreciar en la foto. No deja de ser sorprendente que encuentren estos arbustos y lleguen hasta aquí desde los lugares en los que tengan sus colmenas.
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