No le hacía justicia al castillo de Peñafiel esta imagen que se incluyó en la serie de postales sobre “Castillos de España”, dado que se trata de uno de los más hermosos y espectaculares de los que defendían la línea del Duero.
Su perfil actual, adaptado a
las características del cerro sobre el que se levanta, dominando el casco
urbano de Peñafiel es fruto de la restauración ordenada en 1456 por el maestre
de la Orden de Calatrava D. Pedro Téllez de Girón, que lo había recibido de
Juan II de Castilla.
Porque ese monarca, había ordenado previamente su demolición, en 1431, tras las guerras civiles que ese monarca sostuvo con los llamados infantes de Aragón. Pero la historia de la fortaleza se remonta a muchos tiempos atrás, pues fue musulmán y, tras la Reconquista señorío de realengo, hasta que Sancho IV lo donó al infante D. Manuel, cuyo hijo, el famoso infante D. Juan Manuel, fue quien construyó el castillo que fue derribado por Juan II.
En
el centro del mismo, una gran torre del homenaje divide el recinto interior en
dos patios, rodeados por muros con torreones circulares. Posiblemente, no se
llegó a terminar, pero la calidad de su construcción hizo que todo el conjunto
resistiera los embates del tiempo y los muchos años de abandono.
En
1917 fue declarado Monumento Nacional, aunque los intentos de restauración
tardaron en llegar. Durante la II República se llevaron a cabo trabajos de
adecentamiento y, después de la Guerra Civil, la Sección Femenina quiso
instalar allí una Escuela de Mandos, para lo que el Ayuntamiento de Peñafiel,
propietario del castillo, le cedió el monumento. El proyecto fracasó, así como
otro intento de crear allí un Museo Etnográfico. Entre 1966 y 1973 se
realizaron trabajos de restauración que provocaron cierta polémica por la forma
en que se ejecutaron.
Pero fue, en 1999, cuando se
llevó a cabo una profunda transformación del edificio para instalar allí el
Museo Provincial del Vino, tras ceder su uso el Ayuntamiento a la Diputación
Provincial por un periodo de cincuenta años.
El
proyecto del museo es obra del arquitecto D. Roberto Valle González quien ideó
un edificio que se inserta entre los muros del castillo, sin sobresalir de los
mismos ni afectarlos. Tiene una cubierta plana de madera transitable y, en la
torre del homenaje, también restaurada, se ubican la biblioteca, una sala de
recepciones y una tienda para la degustación de los vinos de la Ribera del
Duero.
Estas
son algunas imágenes del interior del museo, cuyos espacios vienen condicionados
por las dimensiones del propio castillo, con una anchura entre murallas de unos
veinte metros.
En
2020 fue adjudicada a la empresa “Valuarte Conservación del Patrimonio” las
obras de restauración de la barbacana y del patio norte del castillo, situado
al otro lado de la torre del homenaje. Todo ello con un presupuesto de algo más
de un millón de Euros, lo que representará la completa rehabilitación de este
impresionante castillo.
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