viernes, 17 de diciembre de 2021

Castillo de Marcilla

 

         Este es el estado en el que se encontraba el castillo de Marcilla (Navarra) en 1970, cuando aún era propiedad de los marqueses de Falces, descendientes de Pedro de Peralta y Ezpeleta que lo había mandado construir.


         Situado en el centro de la localidad, las obras se iniciaron en el siglo XV, durante el reinado de Carlos III de Navarra que contribuyó a financiarlas, dado su interés militar. Tras la conquista del reino por Fernando el Católico estuvo a punto de ser demolido, dado que opuso resistencia, pero se salvó y, durante los siglos siguientes, fue residencia de los marqueses de Falces.


         Lo adquirió en 1976 la Diputación Foral de Navarra, pero no fue hasta finales de 2008 cuando se iniciaron las obras para su completa restauración. Se prolongaron hasta 2012, habiéndose invertido cerca de 8,5 millones de euros, de los que el Gobierno de Navarra aportó el 90 %.



         Las obras se centraron en las fachadas exteriores en las que la modificación más llamativa fue la demolición de una galería situada junto a la puerta de entrada. También se recuperó el foso con un puente que lo salvaba para acceder al interior.



         Respecto al interior, el Consejero de Cultura y Turismo, durante una visita a las obras en el año 2009, que habían consistido “en el apeo, desescombro y desmontado de fábricas inestables”. A la vista de estas imágenes parece que el vaciado fue muy importante y no podemos percibir qué es lo que quedó de las antiguas dependencias.





         Este es el aspecto que presenta exteriormente el castillo, tras su restauración, tanto en la fachada anterior como en la posterior. El conjunto se ve resaltado por el foso creado en torno suyo, del que hemos encontrado imágenes durante la celebración de una prueba hípica.





         El interior, prácticamente recreado en su totalidad acoge a la Casa Consistorial, Biblioteca Municipal, Escuela de Música y otras dependencias municipales.


         Un dato curioso, relacionado con este castillo, es que en él se conservaba la espada del Cid, la famosa “Tizona”, con una historia sumamente interesante a la que dedicamos otro artículo.

 








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