sábado, 19 de marzo de 2022

Descubrimos a un maestro de Fréscano

 

         El pasado 9 de marzo, el suplemento “Heraldo Escolar”, de Heraldo de Aragón, insertaba un artículo, titulado “Hogar José Antonio”, firmado por D. Víctor Juan, Director del Museo Pedagógico de Aragón, ilustrado con esta fotografía en la que aparecían los 25 niños que formaban parte de una experiencia docente, impulsada por la Falange, a través de ese “Hogar José Antonio” que estaba ubicado en la actual esquina de las calles Luis Vives con Mariano Supervía, de Zaragoza.

         El artículo nos interesó especialmente, dado que la dirección de aquel Centro fue encomendada a D. José Talayero Lite, del que se detallaba su biografía, a través de la cual pudimos enterarnos de que había nacido en Fréscano, lo que nos impulsó a conocer algunos detalles más de su trayectoria personal que desconocíamos por completo.


Es probable que su imagen corresponda con la de quien aparece con los alumnos en la anterior fotografía, aunque hay otro adulto en la última fila. De ser él, viste una chaqueta que nos recuerda a las de corte austriaco, con solapas.

En el citado artículo se afirma que, “tras la Guerra Civil, la dictadura no precisaba de maestros cultos, innovadores, conocedores de las teorías pedagógicas que florecían en Europa, sino profesionales que transmitieran fielmente las consignas del régimen, que supieran hacerse obedecer y que sometieran a los niños y a los jóvenes a los principios del Movimiento”. Ponía como ejemplo, ese “Hogar José Antonio”, dirigido por D. José Talayero.

El Hogar comenzó a funcionar en 1937, en plena guerra y cuando ni tan siquiera se había producido la unificación forzada de la Falange con la Comunión Tradicionalista. Comoquiera que dejó de funcionar, por motivos presupuestarios, al año siguiente, cuando aún no había terminado la guerra, no puede ser convertido en paradigma de lo que ocurrió después.

Pero, más interesante para nosotros, era conocer la personalidad y formación de José Talayero, resultando que también se aleja mucho de esa simplificación que pretende contraponer a “maestros cultos” con meros transmisores de consignas políticas, dado que era un hombre inteligente y culto, al margen de la ideología que pudiera tener.


         Para dilucidarlo hemos buscado y adquirido algunas de las obras que escribió. Entre ellas nos ha llamado la atención, la que lleva por título Ideogramas, publicada en 1943, en la que introduce un innovador método para enseñar a leer a los niños, en cuyo prólogo “Fundamentos psicopedagógicos de la Enseñanza”, demuestra estar al corriente de las corrientes imperantes en Europa.



         De 1945 es su obra Educar enseñando y enseñar educando, mientras que, en 1961, publicó El método de Jesucristo científico y único para instruir y educar, en el que analiza el sistema pedagógico puesto en práctica por Cristo para divulgar sus enseñanzas entre las gentes que acudían a escucharle.

         Pero, al margen de estas obras y de otras que publicó, José Talayero fue un maestro brillante que, a los 21 años, ejercía ya la profesión en la capital aragonesa y, en 1924, concurrió a las oposiciones restringidas para acceder al nivel superior, obteniendo el número 2 en las pruebas realizadas. A raíz de ellas obtuvo destino en el Grupo Escolar “Gascón y Marín” de Zaragoza, uno de los más importantes.

         Continuó opositando y, en 1941, obtuvo el número 3 en las celebradas para acceder a la dirección de Escuelas Graduadas de seis o más grados, siendo destinado a la Escuela “Obispo Irurita” de Barcelona.

         Finalmente, en 1946, se presentó a las oposiciones para Inspector de Enseñanza Primaria, a las que concurrieron un elevado número de aspirantes. Obtuvo el número 10, siendo destinado a la Inspección de Enseñanza Primaria de Vizcaya, donde posiblemente se jubiló dado que la última referencia que hemos encontrado de él ha sido una resolución de 1958 por la que se le reconoce un sueldo anual de 30.960 pesetas, haciendo mención expresa a su destino como Inspector en Vizcaya.


         En la reseña publicada en Heraldo de Aragón se menciona también su contribución a la puesta en marcha del Tribunal para Niños de Zaragoza, junto con D. Patricio Borobio y D. Manuel Lasala. Estos tribunales, precedente del Tribunal Tutelar de Menores, habían sido reformados en 1925, durante la Dictadura del general Primo de Rivera.

         Pero, donde el prestigio de D. José Talayero queda patente, es en la invitación que le fue formulada para colaborar en la obra Una poderosa fuerza secreta. La Institución Libre de Enseñanza, cuya primera edición apareció en San Sebastián en 1940.

         Aunque la carga ideológica de este libro era evidente, pues no en vano la Institución Libre de Enseñanza había sido, en opinión de Fernando de los Ríos, uno de los gérmenes de la Nueva España ya que, como publicaba El Socialista: “A la revolución, el socialismo le ha dado las masas y la Institución Libre de Enseñanza le ha dado los jefes”, lo cierto es que en su elaboración colaboraron destacadas personalidades como el turolense (de Blesa) D. Miguel Artigas, Director de la Biblioteca Nacional en 1930; D. Fernando Martín-Sánchez Juliá, ingeniero, periodista y Presidente de la ACNP; D. Antonio de Gregorio Rocasolano, catedrático de Química de la Universidad de Zaragoza y académico; D. Miguel Allué Salvador, catedrático y director del Instituto Goya y alcalde de Zaragoza (1927-1928); D. Miguel Sancho Izquierdo, catedrático de Derecho Natural y rector de la Universidad de Zaragoza; D. Benjamín Temprano, catedrático de Latín del Instituto Goya; D. Carlos Riba, catedrático de Historia en la Facultad de Filosofía y Letras y decano de la misma; D. Domingo Miral, catedrático de Teoría de la Literatura en la Facultad de Filosofía y Letras y decano de la misma; D. Ángel González Palencia, catedrático de Literatura arabigohispánica en la Universidad Central y académico; D. Luis Bermejo, catedrático de Química en la Universidad Central y académico; D. José Guallart y López de Goicochea, catedrático de Derecho Penal en la Universidad de Zaragoza y decano de ese Facultad; D. Romualdo de Toledo, en aquellos momentos Director General de Enseñanza Primaria; y el marqués de Lozoya, catedrático de Historia del Arte y en aquellos momentos Director General de Bellas Artes.

         A todos ellos hay que sumar a D. José Talayero que, en medio de tan importante grupo de personalidades, fue el encargado de desarrollar el capítulo dedicado a “La Escuela Superior del Magisterio”.


Terminamos con un comentario en torno a la fotografía con la que iniciábamos este artículo, llamando la atención sobre el hecho de que los 25 niños visten un uniforme, con correaje terciado que no es el de Falange, aunque sí de corte paramilitar. La camisa es más clara que el pantalón y no lleva bordado en el bolsillo el yugo y las flechas.

De lo que no cabe duda es que estos niños no eran representativos de la realidad social de la época. Basta contemplar su aspecto, así como el pelo rubio de muchos de ellos para sospechar que se trataba de una selección. De ahí, que sea posible intuir una posible inspiración eugenésica, teniendo en cuenta que esas teorías habían sido abrazadas entonces por muchas personas; basta recordar que una de sus defensoras fue la conocida profesora y política María Domínguez, como demostramos a partir de un artículo que publicó, o el diputado socialista de Magallón D. José Algora Gorbea, autor de varias obras defendiendo esas teorías.






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