Otro de los personajes caricaturizados por Paco Ugalde fue Joaquín María Fernández Roa (1890-1981), más conocido por su faceta de actor que por la de escritor, aunque fue colaborador habitual de la revista Pregón y escribió también alguna pequeña obra de teatro, como la que se insertaba en el nº 41 de la “Biblioteca Teatral”, titulada “Presentimiento”, calificada como “ensayo de gran guignol”, y que formaba parte de ese volumen junto con otras dos obras de Enrique Paradas y Joaquín Jiménez: “El primer rorro” y “La casa de los milagros”.
Joaquín Roa, como era conocido
artísticamente, nació en Pamplona y ejerció de navarro toda su vida. Con 18 años,
cuando ya había iniciado en su ciudad su carrera como actor amateur, se unió
como profesional a la compañía de Leonor Barberán e Hipólito Rodríguez, desde
donde pasó después a otras importantes formaciones teatrales.
Pero, en 1943, dio el salto
a las pantallas de cine, llegando a participar en 71 películas. Siempre como
actor de reparto estaba en el balcón de “Bienvenido Míster Marshall” junto a Pepe
Isbert y Manolo Morán; era fray Talán, el sacristán, en “Marcelino Pan y Vino”;
tocaba el piano para Marisol en “Un rayo de luz” y hasta se sentó con otros “mendigos”
en la Última Cena de “Viridiana”.
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