Una de nuestras preocupaciones fundamentales es la de incrementar, siempre que es posible, la colección de obras de Arte que hemos ido reuniendo en la Casa de Aguilar, convertida de hecho en un importante espacio museístico. Ahora, nuestro Presidente ha conseguido y enmarcado varios grabados de los que daremos cuenta en este blog.
Ahora, acaba de llegarnos este precioso
grabado de Alonso García Sanz: un Ecce Homo en el que figura escrito en latín,
un versículo del salmo 22 (21 en el grabado, porque tras el salmo 10, que se
dividió, hay una renumeración de todos). La traducción, en la versión oficial
de la Conferencia Episcopal Española, dice así: “Pero yo soy un gusano, no un
hombre, vergüenza de la gente, desprecio del pueblo”, que es interpretada como
una clara referencia a la Pasión de Cristo. Por otra parte, no podemos olvidar
que el inicio de este salmo “Dios mío, Dios mío ¿Por qué me has abandonado” (Elí,
Elí, ¿lama sabactani?, en arameo) fue una de las siete palabras o frases
pronunciadas por Jesucristo en la Cruz. Al usar el arameo, no fue comprendida
por quienes presenciaban la crucifixión que interpretaron, en tono sarcástico
que llamaba al profeta Elías.
Lo que se reproduce en el grabado es
esta obra que se conserva en la Galleria Sabauda de Turín, obra de Giovanni
Francesco Barbieri (1591-1666), más conocido como el Guercino, en referencia al
estrabismo que padecía (era bizco). Representante de un período de transición
del clasicismo al barroco, fue un pintor destacado que gozó de gran prestigio y
hasta fue visitado en Bolonia por Velázquez.
Se conservan varios autorretratos
suyos. El primero de los que reproducimos está actualmente en el Museo del
Louvre. Nos gusta más el segundo, en el que el pintor aparece frente al
caballete, donde está ultimando una representación del “Amor fidele”. Se expone
en la National Gallery de Whasington.
Del que no tenemos imágenes es del
grabador Alonso García Sanz del que tampoco se conocen demasiados datos de su
biografía, salvo que nació en 1781 en la localidad soriana de Duruelo de la
Sierra, siendo bautizado en la iglesia parroquial de San Miguel (patrón de la
localidad), a la que corresponden estas fotografías.
Discípulo del célebre grabado Manuel
Salvador Carmona, trabajó en Madrid en los años de la ocupación francesa y se
tiene constancia de algunas de sus obras fueron adquiridas personalmente por
José I. No sabemos si ello influyó en la difuminación posterior de su figura, a
pesar de que a la vista del grabado que estamos comentando y de otros que
realizó, no cabe duda de que era un buen dibujante y grabador.
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