Como
muy importante hay que calificar la obra del Prof. D. Agustín Ubieto Arteta, Caminos peregrinos de Aragón, fruto de
muchos años de investigación, como consecuencia de la cual presenta este
espectacular balance del fenómeno de la peregrinación, en la mayoría de los
casos con destino a Santiago de Compostela, localizando 19 rutas principales y
secundarias, así 10 enlaces con las mismas, documentando la presencia de 2.517
peregrinos en diferentes etapas históricas.
El
libro, cariñosamente prologado por el Prof. D. Eloy Fernández Clemente aporta
numerosos datos sobre la estructura y trazado de los caminos, así como en torno
a la infraestructura que servía de apoyo a los peregrinos, sobre cuyo origen
también se ofrece información. Concretamente, en el siglo XVII señala que 2
peregrinos procedían de Borja, 2 de Alberite, 2 de Mallén, 2 de Magallón, 1 de
Boquiñeni y 1 de Calcena.
Respecto
a las huellas arqueológicas de los mismos, cita el hallazgo de una tumba en
Borja, con una vieira, aunque lo sitúa en el “hospital de capuchinos”, cuando
en realidad apareció en la iglesia de San Miguel. Al tratar de los hospitales,
señala en nuestra zona los de Mallén, Gallur, Magallón, Ambel, Tabuenca,
Trasobares y Borja. En este último caso afirma que “nos queda el antiguo
edificio del Hospital Sancti Spiritus y está documentado desde el siglo XIV al
XIX, pero apenas se sabe cómo supera las novedades del siglo XV”. La realidad
es que este hospital está documentado desde mucho antes y fue en 1560 cuando se
construyó el magnífico edificio que hoy alberga al Museo de la Colegiata, del
que existe abundante documentación sobre su funcionamiento como auténtico
hospital hasta su traslado al antiguo convento de capuchinos, en 1869, donde siguió
funcionando como hospital hasta mediados del siglo XX y, con esa denominación,
lo sigue haciendo ahora aunque como Residencia de Ancianos. Por otra parte,
aunque hace alusión a ello, en la Casa de las Conchas existió otro hospital, en
este caso específicamente dedicado a la atención de peregrinos, creado por
iniciativa de la condesa de Castellflorit, propietaria del edificio.
A la
relación de lugares en los que se venera a San Roque, como santo protector de
la peste, podríamos sumar a Borja en donde fue fiesta votiva que se ha venido
celebrando hasta fechas recientes y, en el caso de San Sebastián recordar que
en esta ciudad tiene una iglesia dedicada, precisamente la del convento de
Santa Clara.
Muy
interesante es el apartado dedicado a los recorridos por Aragón de los
distintos monarcas. Creemos que esta cuestión merece un estudio detallado en el
que serían de utilidad los documentos expedidos en cada localidad. En nuestro
caso, tenemos los firmados por Alfonso V en Albeta o Fernando II en Borja.
En
cuanto a los caminos identificados sitúa a Borja en el denominado camino
soriano que hace enlazar por el actual trazado de las carreteras con el valle
del Ebro. Sin embargo, es necesario tener presente que la comunicación antigua
con Tudela se realizaba por el camino que discurre por Barbalanca, hoy
señalizado como itinerario jacobeo, siendo la zona de Vulcafrailes un nudo de comunicaciones
con la antigua calzada que se dirigía a Mallén.
Hemos
destacado la importancia del trabajo del Prof. Ubieto por los datos que aporta
y a ello hay que sumar por lo que representa como estímulo para nuevas
investigaciones.
El
arquitecto D. Ramón Bertrán Abadía es el autor de Una y grande. Ciudad y ordenación urbana en Zaragoza (1936-1957),
una obra en la que aborda la ordenación urbanística y la política de vivienda
en la capital aragonesa, en los años posteriores a la Guerra Civil. Se analizan
proyectos como el de la apertura de la plaza del Pilar, las ordenanzas
generales de edificación de 1939, el plan de reforma interior del mismo año o
el anteproyecto de ordenación general de 1943, instrumentos que propiciaron
cambios radicales en el tejido urbano de la ciudad.
La
Dra. Dª Ángela Madrid Medina continúa con la publicación del tomo II del
Cartulario Magno de la Castellanía de Amposta, conservado en el Archivo
Histórico Nacional, del que ahora aparece el tercer volumen, con el nº 79 de la
colección “Fuentes Históricas Aragonesas”, en el que transcribe los documentos
398 al 524, correspondientes a las localidades de Pina de Ebro y de Fuentes de
Ebro. La autora que ha dedicado especial atención a la Orden de San Juan de
Jerusalén, está poniendo a disposición de los investigadores, con esta serie de
publicaciones, una serie de documentos de singular interés para el conocimiento
de esa orden y también de la del Temple, así como para la historia de muchas
localidades aragonesas, dado que a pesar del ámbito geográfico que contemplan
estos textos, también aparecen referencia en ellos a otros municipios.
Así
ocurre con nuestra zona, en relación con la cual aparecen citados personajes
como Blasco de Maza, señor de Borja en 1216; Berenguer de Entenza, señor de
Borja, en 1225; Pedro López, comendador de la encomienda del temple de Ambel; Fortún
de Aragón, comendador del Temple en Ambel y Alberite; Arnalt de Queralt,
comendador de Mallén en 1335; Pedro de Sant Paul, preceptor de la casa de Novillas
(así está alfabetizado en el índice, aunque en el documento figura como G. de
Sant Paul); y Ramón de Toram, comendador de Gallur en 1297 (en el documento se
indica MCCXCXVII).
No menos interesantes
los topónimos utilizados como apellidos y, así por ejemplo, se citan a Guillén
de Borja, como testigo de varios documentos; a Guiralt de Ambel, caballero del
Temple, así como a Ponz de Ambel, también caballero del Temple; y a Pedro de
Mallén, freire del Hospital y subcomendador en Zaragoza. Como curiosidad
podemos resaltar la referencia a María de Riba, mujer de Sancho Fortuño de
Riba, como “freira” del Temple, la cual efectúa una donación en 1192, lo que
vuelve a poner de manifiesto la admisión de algunas mujeres en esa orden.
Finalmente,
reseñamos hoy la obra Eros y Thánatos.
Reflexiones sobre el gusto III, que incluye las ponencias y comunicaciones
presentadas al tercer simposio organizado por el grupo de investigación Vestigium,
en 2015, en torno a “Eros y Thánatos”, como temas recurrentes en la literatura,
el arte y el pensamiento occidentales. Como señala en la introducción la Profª.
Dª Concha Lomba Serrano, la Vida y la Muerte constituyen conceptos virtualmente
universales, que han ejercido una extraordinaria fascinación en artistas y
pensadores. Realmente la lectura de las páginas de esta obra resulta
especialmente sugerente, por la variedad de aspectos contemplados en relación
con esa cuestión. Por lo que respecta a nuestra zona, queremos destacar el
trabajo de los profesores Carmen Morte, José Luis Pano y Ernesto Arce, titulado
“El cielo de alabastro: sepulcros renacentistas en Aragón”, en el que se menciona
el de abad Lope Marco, en Veruela; y el del Dr. D. Wifredo Rincón sobre “Muerte
y amor en la escultura española del siglo XIX, ilustrado con la escultura de
Damián Campeny que se conserva en el Palau de la Llotja de Barcelona,
representando a la muerte de Lucrecia o Lucrecia muerta.
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