martes, 12 de septiembre de 2017

No todo puede ser sometido a referéndum


         Que un referéndum tiene limitaciones es algo que estos días ha sido objeto de debate. Pero no queremos referirnos a una cuestión que preocupa a muchos, sino a un problema más cercano, dado que hay casos en el que un referéndum, teóricamente la expresión máxima de la democracia, puede ser no solo inconveniente sino absurdo. Porque, de la misma manera que no cabe someter a votación cuestiones evidentes como si es de día, cuando lo es, también escapa a la decisión de un determinado colectivo el decidir si se debe conservar o no un Bien Catalogado del Patrimonio Cultural de Aragón.





         Hace unos días, nos congratulábamos con la noticia de que uno de esos bienes, la ermita de Gañarul, en Agón, había pasado a ser propiedad del Ayuntamiento de la localidad, lo que abría la posibilidad de recabar las ayudas precisas para acometer con celeridad su restauración. Sin embargo, ese trámite en lugar de facilitar la solución del problema, parece haber complicado e, incluso, se ha llegado al despropósito de opinar sobre si el monumento debe ser salvado o no.



         No se trata de una cuestión baladí, dado que estamos ante un monumento protegido que constituye una parte del “Aragón Mudéjar” que, con tanto entusiasmo, promocionamos ante la propia UNESCO y que tenemos obligación de salvar. Pero es que, por otra parte, su abandono y las manifestaciones que se han producido en torno al mismo podrían ser interpretados como una muestra de la escasa atención que en Aragón se concede a su Patrimonio, proporcionando argumentos para otros contenciosos que están en el ánimo de todos.



         Debemos dejarnos de votaciones y acometer, por el momento, la inmediata consolidación de la ermita, en la que las recientes lluvias han dejado sentir su efecto, como muestran estas fotografías recientemente tomadas. Al menos consolidar para después restaurar. Estamos seguros de que el Ayuntamiento de Agón tendrá el apoyo de las instancias competentes en esta materia para llevarlo a efecto, porque lo que está en juego no sólo es el prestigio y la cultura de un municipio, sino de todo Aragón, porque la ermita es patrimonio de todos los aragoneses.

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