Ayer
se cumplieron 16 años del atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York que
muchos de nosotros pudimos ver en directo, a través de la televisión el impacto
del segundo de los aviones. Un acontecimiento que, en cierta medida, supuso el
inicio de una nueva etapa histórica y que produjo una enorme conmoción,
especialmente entre los que habíamos tenido la oportunidad de asistir a la inauguración
de esos emblemáticos edificios del skyline neoyorquino y visitarlos poco antes
de su destrucción.
Hay
hechos que marcan a una generación y, tiempo después, aún nos preguntamos “¿Dónde
estaba yo?” cuando se produjeron. Ese es el caso del atentado de Kennedy en
Dallas en el que los que vivíamos en aquel momento, recordamos con precisión el
lugar y la forma en el que nos enteramos del magnicidio.
El 23
F de 1981 o la caída del muro de Berlín, en 1989, son otros de esos
momentos históricos grabados en el recuerdo de todos. Pero el tiempo, que todo
lo diluye, nos permite asistir a otros hechos no menos importantes que los van
reemplazando. Ojalá que los más jóvenes, al cabo de los años, no tengan que
formularse junto a esa pregunta de dónde estaban cuando ocurrieron, la de “¿Qué
hicieron nuestros padres para impedirlos?”, por supuesto en el caso de aquellos
llamados a tener una incidencia negativa.
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