Tres
nuevos ejemplares de la Revista Nacional
de Cultura de Venezuela se han incorporado a nuestros fondos sobre Juan
David García Bacca, fruto de la actividad desplegada por el Director del
seminario que, sobre su figura, dirige el Dr. D. Roberto Aretxaga que, poco a
poco, está consiguiendo reunir la obra completa de este ilustre filósofo, cuya
relación con nuestra ciudad es mayor de lo que pudiera suponerse. Aquí están
enterrados sus padres y en nuestra ciudad residió hasta su fallecimiento su
hermana Dª. María García Lázaro a la que hacíamos referencia, recientemente, en
la sección de efemérides.
El
primer ejemplar que reseñamos hoy es el volumen 90-93, correspondiente a
enero-agosto de 1952, en el cual se incluye el artículo de García Bacca
titulado “En conmemoración bicentenaria de la publicación de Opera Tehologica”, en el que recuerda la
aparición de esta obra del franciscano fray Agustín de Quevedo y Villegas, del
que resalta su parentesco con el ilustre escritor D. Francisco de Quevedo, del
que una rama de la familia pasó a América, estableciéndose en la ciudad de Coro
(Venezuela), donde nació el fraile. En el artículo, García Bacca analiza el
contenido de su obra que es un comentario a los Cuatro libros de las Sentencias, del maestro Pedro Lombardo, a los
que dedica otros tantos tomos, publicados entre 1752 y 1756. A nosotros nos ha
servido para poner de manifiesto la importancia de fray Agustín “clarísimo
escotista de las Indias”, como lo definía el censor del volumen IV, y por lo
tanto digno de figurar en ese diccionario de franciscanos relevantes que prepara
la AHEF.
El
siguiente volumen es el nº 50, correspondiente a enero-febrero de 1962 en el
que publicó un breve artículo titulado “Tres clases de actos de fe y tres tipos
de crítica”, En él distingue entre “creer sin ver”, “creer en lo que no se ve”
y “creer en que se ve”, para concluir que ésa es la buena especia de fe: fiarse
de y confiar en los ojos, en la razón, en las manos, en los oídos, En
definitiva “creer que se ve”. Termina recordando un cita irreverente de
Voltaire: “el Papa es una persona sagrada a la que hay que besar los pies y
atar las manos” para apuntar que a muchos filósofos, políticos o críticos “habríamos
de atar las manos y tapar la boca”, ya que “a este paso no nos va a quedar otro
recurso que llevar, de manera más o menos visible, al ir a exposiciones o
librerías, tapada la boca y atadas las manos”.
Finalmente,
reseñamos la recepción del volumen 160 (septiembre-octubre de 1963) de la misma
revista en el que aparece otro artículo suyo, titulado “Doctor al órgano-Lutero”.
Al hilo de una cita de Kant que en su Opus
posthumam, se refiere a Lutero con ese apelativo, le sirve como pretexto
para divagar sobre la Música y en concreto sobre la de Bach, tras haber
escuchado una de su fugas, portentosamente ejecutada en capilla gótica del King’s
College de Cambridge en la Pascua de Resurrección de 1963, concluyendo que su
obra, auténtica “theologia ex auditu” permitió que “nos salvaramos por la
música tantos y tantos de los que estamos condenados al infierno, o próximos a
estarlo”. Porque Bach “luterano de Lutero” también era un “Doctor al órgano”.
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