viernes, 29 de septiembre de 2017

Efemérides del 29 de septiembre


El 29 de septiembre de 1522 se produjo un grave incidente en la cárcel de Borja que dio lugar a una auténtica revuelta popular. Se encontraba preso allí un musulmán llamado Mahoma, natural de Torrellas, localidad de la que había sido expulsado por ladrón. Fue detenido en Borja por el lugarteniente del Justicia, Martín Francés, y condenado a ser ahorcado. Estaba bajo la custodia del carcelero Jaime Trasobares, al que el detenido, con la ayuda de otras personas, consiguió mediante engaño que marchara a Ricla a cobrar unas deudas. Aprovechando su ausencia, llegaron a la cárcel varios musulmanes, siendo las nueve de la noche del citado día 29 de septiembre. Atacaron a la mujer del carcelero, golpeándola así como a una criada que falleció a los tres días, como consecuencia de las lesiones. También degollaron a una niña de tres años y se llevaron al detenido al barrio de la Morería, donde le quitaron las cadenas y a lomos de un asno, conducido por un tal Maimot, lo sacaron de la ciudad hacia la Muela.




Al amanecer del día siguiente, cuando la población tuvo noticia de lo ocurrido, se fueron concentrando numerosas personas que intentaron asaltar y prender fuego a todo el barrio de la Morería. Lo pudo evitar, con dificultad, el Justicia Bernad de las Foyas y los Jurados Juan de Erla y Antón de Litago, que abrieron inmediatamente un procedimiento para averiguar lo ocurrido, deteniendo a varios musulmanes.

El incidente suscitó un problema de competencias que obligó al Justicia a acudir al Virrey, a quien le expuso la necesidad de dictar una sentencia ejemplar que sosegase los ánimos de la población. Con la conformidad del Virrey, el 4 de octubre se procedió a ahogar a los llamados Maimot y Zatico, como principales responsables del asalto. Tras morir, los llevaron en dos asnos por toda la ciudad hasta la plaza del Mercado, donde permanecieron colgados un día.



Después, se levantaron dos horcas; una entre el cabezo de la Horca y la cruz de Albeta (cerca de donde ahora se encuentra en campo de fútbol) y la otra en lo alto del cabezo llamado de la Cogullota. Allí estuvieron hasta el 15 de mayo, fecha en la que el Justicia dio autorización a sus allegados para que pudieran ser enterrados.



El 29 de septiembre de 1691 nació en Zaragoza D. Miguel Cebrián y Agustín. Era el hijo menor del IV conde de Fuenclara D. José Cebrián y Alagón y de Dª. Lorenza Agustín y Martínez de Marcilla. Su madre falleció el 5 de octubre, como consecuencia de las complicaciones del parto, dejando al conde con nueve hijos, entre ellos el recién nacido, por lo que la abuela materna tuvo que hacerse cargo de ellos y, tras su fallecimiento, asumió esa función la criada María del Mas. La infancia del niño transcurrió entre el palacio familiar de Zaragoza y las casas de Luceni y Borja, donde pasaban las temporadas de verano en una hermosa finca que su madre había heredado de su tía la condesa de Castellflorite. Era lo que hoy conocemos como “El Palacio”, al final de la calle Sayón. Allí se encontraban en el verano de 1706, cuando ante la proximidad de las tropas austracistas que se dirigían contra Borja, tuvieron que huir precipitadamente hacia la localidad de Villava (Navarra), por el camino de Valcardera, donde permanecieron toda la guerra bajo la protección de su tía la marquesa de Lazán.

Tras cursar los estudios eclesiásticos, inició una brillante carrera que se vio favorecida por el apoyo dispensado por su familia a la causa borbónica. Debemos recordar que su padre, tras quedar viudo, se había ordenado sacerdote, ejerciendo como arcediano de Aliaga y dignidad del cabildo zaragozano. 





Miguel fue arcediano de Santa María y visitador del arzobispado de Zaragoza, siendo designado, en 1727, oficial del Santo Oficio y fiscal de la Inquisición en Barcelona. El 9 de junio de 1732, fue nombrado Obispo de Coria, siendo consagrado el 24 de agosto de ese año. El 24 de septiembre de 1742 fue promovido a la sede de Córdoba que rigió hasta su fallecimiento el 30 de mayo de 1752.



El 29 de septiembre de 1845 nació D. Luis Moreno y Gil de Borja. Era hijo de D. Domingo Moreno Martínez y de Dª. María Manuela Gil de Borja Navarro. El padre era un destacado jurista que fue Regente de la Audiencia de Madrid, Ministro del Tribunal Supremo y Consejero de Estado, así como Diputado y Senador en varias legislaturas. Su madre pertenecía a una ilustre familia, procedente de Borja, pero establecida en Tarazona.
Contrajo matrimonio con una hija de D. Fermín Abella, Intendente de la Real Casa y Patrimonio, al que sucedió en ese importante cargo en 1887. Desempeñándolo fue creado marqués de Borja por la reina Dª María Cristina, como Regente del Reino, el 29 de abril de 1902. La elección del título guardaba relación con su apellido, dado que nuestra ciudad fue de realengo y no dio no nombre a ninguno, salvo el efímero “condado de Borja y Magallón”, creado por Pedro IV, para recompensar a Bertrand du Guesclin.
Al nuevo marqués recurrió el Alcalde de Borja D. Feliciano Rivas para lograr el indulto de Cecilia Aznar, la autora de uno de los crímenes de la calle Fuencarral, que había sido condenada a muerte, lo que consiguió.

D. Luis Moreno y Gil de Borja, había cursado los estudios de Derecho en la Universidad Central y, posteriormente, en el Colegio de los Españoles de Bolonia. Dotado de una gran cultura, trabajó en la mejora de los palacios del Patrimonio Real y fue también el fundador del Real Colegio de Estudios Superiores “María Cristina” en el monasterio de El Escorial. Falleció en Madrid el 15 de octubre de 1917.



 El 29 de septiembre de 1902 falleció en Fuendejalón Mariano Pradilla Anciso. Había nacido en esa localidad en 1859 y era un labrador acomodado que llegó a ser Alcalde de esa localidad entre el 1 de enero de 1890 y el 25 de octubre de 1891. Volvió a ser elegido el 1 de julio de 1899, desempeñando el cargo hasta el 18 de enero de 1902.
Pero su nombre está asociado al deporte del Tiro de Barra Aragonesa del que fue una de las figuras legendarias de la comarca gracias, en gran medida, a su gran fortaleza física. Se cuenta que retaba a sus compañeros a levantar una talega de trigo, cuyo peso iba aumentando hasta que se rendían todos los competidores.

Pudo ser un gran campeón, pero se retiró de la práctica deportiva tras ser robada su vivienda con todo su contenido, lo que le afectó muchísimo y cambió su carácter. Estaba casado y tenía una hija que falleció a los 16 años, el mismo día en el que enterraban a su padre.


El 29 de septiembre de 1936 fue fusilado en Beniclamet (Valencia) el P. Pablo Borí Puig S. J. Había nacido en Vilet de Maldá (Llieda) el 12 de noviembre de 1864 y cursó los estudios eclesiásticos en el seminario de Tarragona, donde fue ordenado sacerdote en 1888. Cuando tenía 26 años, tras desempeñar su ministerio pastoral en varias parroquias, decidió ingresar en la Compañía de Jesús y el 7 de septiembre de 1891 llegó al noviciado que, pocos años antes, habían abierto los jesuitas en Veruela, donde efectuó su profesión perpetua en 1904.
Durante su permanencia en Veruela llegó a Borja para dirigir, en el otoño de 1903, unos ejercicios espirituales que tuvieron lugar en la iglesia del convento de la Concepción, a los que asistieron muchos jóvenes borjanos, entre los que sus palabras causaron gran impacto. El fruto más importante de su predicación fue la fundación de la Congregación Mariana, llevada a cabo el 29 de noviembre de 1903. En realidad se trataba de su refundación, dado que había sido erigida canónicamente por el P. Guberna S. J. en 1867, aunque tras la revolución de 1868, apagaron el entusiasmo inicial. Por ello, puede considerarse al P. Bori como el auténtico fundador y fue él quien la agregó a la Primaria de Roma, dirigiéndola durante sus primeros ocho años. Con este fin se trasladaba a Borja con mucha frecuencia, para atender a sus jóvenes congregantes. El acto más importante era el de la comunión mensual, precedida el día anterior por una Sabatina. En ambas celebraciones predicaba, alentando a los jóvenes a perseverar en el camino emprendido. Tras su marcha, se hicieron cargo de la Congregación otros sacerdotes jesuitas, como el P. Pujadas o el P. Muedra.
En 1915 publicó en la Editorial Católica Pontifica de Barcelona la obra Fin y utilidad de las Congregaciones Marianas en las parroquias, reuniendo sus experiencias borjanas. Tres años después fue nombrado administrador de la Casa Noviciado de Gandía, en la que permaneció hasta que la Compañía de Jesús fue suprimida por el gobierno de la II República. Aunque algunos jesuitas marcharon a otros lugares, el P. Bori decidió continuar ejerciendo clandestinamente su ministerio. Durante aquellos años se hizo cargo de la administración de la leprosería de Fontilles y, por su edad y virtudes, los compañeros que residían en la zona de Valencia lo eligieron como director espiritual.
En el transcurso de la Guerra Civil fue detenido con el hermano Vicente Sales Genovés S. J. Tenía 71 años y su estado de salud era muy delicado, por lo que tuvo que ser hospitalizado. De la cama del hospital lo sacaron para fusilarlo. Cuando era llevado al lugar de la ejecución les dijo a los que lo conducían: “En el nombre de Dios por el que vais a matarme y en el que no creéis, yo os perdono y doy mi bendición”.

El 11 de marzo de 2001 fue beatificado por San Juan Pablo II, en la plaza de San Pedro, junto con otras 232 víctimas de la Guerra Civil. Sus restos mortales, junto con los de otros seis mártires jesuitas, son venerados en la iglesia de la Compañía de Jesús de Valencia. No deja de ser sorprendente que la memoria de este mártir no se conserve en nuestra ciudad, donde realizó una gran labor apostólica.

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