Hasta
que los animales de labor dejaron de cumplir su cometido en las labores
agrícolas la feria de Borja fue ocasión de importantes transacciones
comerciales. Hace unos años se decidió recordarla con una recreación en la que,
sin embargo, también hay adquisiciones, aunque la mayor parte de la oferta son
caballos de buena presencia y diferentes capas, como los que ayer pudimos
contemplar en la plaza de San Francisco.
No
obstante, había también pollinos y ponis que, lógicamente eran los que más
interés despertaban entre los niños.
Como
en ocasiones anteriores pudieron efectuar pequeños recorridos por la calle de
San Francisco, hasta la placeta de Cortes, acompañados por sus padres.
Una
bonita iniciativa que ha cobrado carta de naturaleza en nuestra feria de
septiembre y que sigue despertando mucho interés, aunque comoquiera que las
fotografías fueron tomadas a primera hora, la concurrencia aún no era demasiado
numerosa.
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