En
1950 se celebró en Madrid la I Feria del Campo, organizada por las Cámaras
Oficiales Sindicales Agrarias en un recinto específicamente construido para
ella en la Casa de Campo. El éxito alcanzado hizo que, cada tres años, se
fueran sucediendo nuevas ediciones, mientras que se iban construyendo
pabellones dedicados a todas las provincias españolas, en cuya construcción
intervinieron los mejores arquitectos de la época. Concretamente, en 1956 se
inauguró el de Zaragoza, donde se reprodujo la Puerta del Carmen de la capital
aragonesa.
Ahora,
entre los fondos de la antigua Organización Sindical de Borja hemos encontrado
una colección de fotografías, realizadas por D. Jesús Pellicer, que visitó la
feria en su primera edición.
El
pabellón de Zaragoza, como puede verse, era relativamente modesto entonces y en
su interior se mostraban productos tales como el cáñamo o los vinos de
Cariñena.
Algunas
fotografías muestran los pabellones de la entrada y, en concreto, el nº 3 de
productos agrarios, a la derecha de la imagen, obra del arquitecto Francisco de
Asís Cabrero que fue uno de los autores del diseño de la feria, cuya calidad ha
sido destacada por José de Coca Leicher en su tesis doctoral “El recinto ferial
de la Casa de Campo de Madrid (1950-1975)” defendida en la Universidad
Politécnica de Madrid en 2013 y cuya consulta, posible en red, aconsejamos. Frente
a él se sucedían los desfiles de grupos folcklóricos.
También
dejó constancia Jesús Pellicer de la cabalgata que discurrió por la Gran Vía
madrileña con motivo de ese evento.
Pero,
junto a la imagen que pudo captar del Jefe del Estado en el momento de su
llegada al recinto para proceder a la inauguración de la Feria, apenas mostró
interés por “inmortalizar” los diferentes pabellones desde el punto de vista
arquitectónico.
Por el
contrario, la mayor parte de las fotos están dedicadas a las jóvenes que,
ataviadas con los respectivos trajes regionales, encontró durante el recorrido
por el recinto ferial.
Estos
retratos constituyen el núcleo fundamental del reportaje, lo cual no deja de
ser significativo, ofreciendo una visión singular de la feria y de los gustos
artísticos del que era Alcalde de nuestra ciudad en esos momentos.
La
última feria tuvo lugar en 1975 y, posteriormente, el recinto se abandonó,
llegando a ser derribados algunos pabellones. Posteriormente, por iniciativa
oficial y privada volvieron a recuperarse varios de los que habían sobrevivido
que continúan siendo utilizados para los más diversos fines.
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