Muy pocos saben que la vía que comunica la plaza de Aguilar
con la calle de San Bartolomé se llamaba antiguamente “callejón de San Bernardo”.
Ello era debido a que el edificio que hoy acoge al denominado “Museo Baltasar
González” era propiedad del monasterio de Veruela y, sobre la puerta de acceso,
había un bajorrelieve representando a San Bernardo, fundado de la orden del
Císter, arrodillado ante la Virgen.
Traemos hoy a nuestras páginas este espacio porque, en
nuestra opinión, las flores que adornan las ventanas de edificio que lo
delimita constituyen un ejemplo de cómo nos gustaría que fueran las calles de
nuestra ciudad.
Los geranios que cuida con esmero su propietaria ya han
florecido y el aspecto no puede ser más hermoso. El espectáculo se sucede año
tras año y merece la pena ser resaltado.
De manera más modesta, también procuramos contribuir a esta
campaña de mejora del ornato de nuestras calles y en el balcón principal de la
Casa de Aguilar, donde las banderas ondean a media asta en estos días de luto
nacional, también han florecido los geranios rojos, aunque no han sobrevivido a
los fríos invernales las gitanillas que pendían de las jardineras delanteras.
Habrá que reponerlas.
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