Hace unos días, dimos noticia de la comunicación enviada
desde Praga por D. Eduardo García Salas, referida a los Cardona de Borja, con
los que está emparentado, ya que el que fuera Alcalde de nuestra ciudad D.
Bernardo Cardona fue el tatarabuelo de la bisabuela de nuestro amable
comunicante.
Pero, también, hacía referencia a otros Cardona relacionados
con San Leonardo de Yagüe, localidad de la que es natural su madre y de la que
fue primer señor D. Juan Manrique de Lara y Cardona, nacido en Nájera en 1508.
En San Leonardo mandó construir la impresionante fortaleza abaluartada (la
primera de esas característica en España) que domina el casco urbano,
lamentablemente en ruinas, aunque hemos sabido que ha sido elaborado un Plan
Director para su rehabilitación.
Ludwig van Beethoven (1770-1827) |
D. Eduardo García Salas es uno de los miembros del Halíř Trio con el que ya ha actuado
varias veces en San Leonardo, como le gustaría hacerlo en Borja, interpretando
obras de Enrique Granados, Antonín Dvořák y en su último concierto que tuvo
lugar el pasado 23 de febrero de 2020 una selección de las Canciones Escocesas
op. 108 de Ludwig van Beethoven con la magnífica soprano burgalesa Belén Alonso
Alonso, con la que está emparentada D. Eduardo.
D. Juan Manrique de Lara y Cardona (1508-1570) |
Sobre D. Juan Manrique de Lara nos aportaba algunos datos
que ponen de manifiesto su importancia histórica. Citaba la obra Historia genealógica de la casa de Lara
de D. Luis de Salazar y Castro, en la que se afirma:
“…Hallávase D. Juan (Juan Manrique de Lara)
con el Emperador (Carlos I) en Bruselas, cuando el lunes 4 de abril del 1549,
entró en aquella Villa el Príncipe D. Felipe (Felipe II), que según tantas
veces hemos dicho, iba a ser reconocido y jurado sucesor de las diez y siete
Provincias de los Paises bajos, y como entre los Príncipes y Señores de la
Corte se dispusiese en el campo arenoso de Bruselas un torneo, o batalla, para
celebridad de aquella entrada, fue D. Juan uno de los Señores Españoles que
entraron en él. Y en la gran justa que se hizo en la plaza de la misma Villa el
día 5 de mayo siguiente, dice Calvete que el Príncipe entró acompañado de
Emanuel Filiberto Príncipe de Piamonte, Lamoral Conde de Egmont, y nuestro D.
Juan Manrique, y que todos justaron con maravillosa destreza…”
Además de hacer referencia a la justa celebrada ese día,
tema que nos interesa especialmente, menciona a dos personajes históricos que
merecen ser resaltados:
Uno de ellos es Manuel Filiberto de Saboya (1528-1580),
Príncipe de Piamonte, que era primo de Felipe II y llegó a ser Gobernador de
los Paises Bajos entre 1555 y 1559. Era conocido con el apelativo de “Cabeza de
hierro” y fue quien trasladó la capital del principado a Turín.
Con
este motivo llevó a esa ciudad una preciada reliquia que era propiedad de la
familia, la Sábana Santa o “Sindone” que se venera en la catedral y que, en
1983, la familia donó a la Santa Sede.
El otro personaje es Lamoral, conde de Egmont (1522-1568), también
primo de Felipe II y relevante militar español, representante del viejo ideal
de la caballería medieval que, en gran medida, fue el artífice de la victoria
de Gravelinas (1558), por la que fue recompensado con el cargo de estatúder de
Flandes y Artois.
Pero,
a pesar de su buena relación con el monarca, tras el estallido de los excesos
iconoclastas de 1566 en Amberes, que Egmont deploró como católico, el rey envió
a Bruselas al III duque de Alba, al frente de un ejército para perseguir a los
culpables. Tras su llegada, el duque citó a Egmont y al conde de Horn el 8 de
septiembre de 1567 para informarles de las instrucciones del rey, los arrestó y
los condenó a muerte por traición, a pesar de que siempre manifestaron su
lealtad al rey. Fueron decapitados en la Grand Place de Bruselas el 5 de junio
de 1568. El propio duque de Alba, que también era amigo del conde de Egmont, solicitó al rey
Felipe una pensión para su viuda.
En una pasada visita a la capital de Bélgica pudimos
fotografiar la lápida que recuerda su ejecución, así como el monumento
levantado en la plaza del Petit Sablon, un precioso rincón de la capital belga
que suele pasar desapercibido. Allí, entre parterres de flores cuidadosamente
mantenidos se alzan sus figuras en bronce, avanzando entrelazadas.
En homenaje a él, Ludwig van Beethoven compuso su famosa
obertura Egmont op. 84.
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