Días pasados, D. Juan Manuel Serrano Lacaba nos descubría
una laguna temporal que forma parte de un conjunto de charcas que se forman
entre Agramonte y la fuente de la Teja.
Forman
una zona húmeda y exuberante en la que crecen muchos abedules además de sauces.
Numerosos de estos sauces aparecen caídos, derribados por el viento, pero aun
así siguen vivos. Gracias a las raíces que permanecen enterradas y sumergidas
de las que surgen nuevos brotes. Así se
forman unos árboles de tronco horizontal en los que la ramas se vuelven
verticales para que el árbol pueda seguir creciendo hacia arriba. Esto añade a
esta laguna de los cipreses otro atractivo más.
En
este pequeño humedal tras Agramonte se han encontrado pequeñas turberas que han
llamado la atención de los científicos. Las turberas se forman en zonas frías
de aguas estancadas en terrenos de rocas impermeables ácidas (como la arenisca
del Moncayo).
Las
aguas estancadas, pobres en oxígeno, impiden la descomposición total de materia
orgánica, de las plantas (sobre todo musgos) que consiguen vivir aquí, acumulándose
y flotando. Al pisarlas tiemblan. En la provincia de Teruel se les llama “tremedales”;
de ahí el nombre de Orihuela del Tremedal (Teruel).
Estas
turberas dan origen al carbón y en Europa son muy comunes hacia el norte, donde
hay más frío y humedad. Entre estos restos sin descomponer se puede encontrar
polen atrapado y conservado que, al estudiarlo, permite conocer las plantas que
lo producían y que crecían hace miles de años y reconstruir así el paisaje,
incluido el agrícola, de la Prehistoria.
Pero
también hay sauces derribados en otros lugares del Moncayo, como éste del barranco de Castilla, accediendo por la senda
de los bueyes, donde se mantiene vivo un enorme sauce caído, junto al que se
hizo la foto Juan Manuel.
Con
estas últimas fotografías finaliza el recorrido que, durante varios días, hemos
podido efectuar por ese monte maravilloso, y muy cercano, de la mano de nuestro
amable comunicante.
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