D. Juan Manuel Serrano Lacaba nos ofrece hoy imágenes de
otros árboles que crecen en el Moncayo, al que califica de “montaña fascinante”.
Uno de ellos es la secuoya gigante que puede verse junto a la casa de los
ingenieros forestales.
La secuoya gigante (sequoiadendron
giganteum) es un árbol procedente de los Estados Unidos, concretamente de
la Sierra Nevada de California, que puede alcanzar los 84 metros de altura, siendo
el más voluminoso del mundo. No sólo se introdujo en el Moncayo, sino que
también hubo otra en el monasterio de Veruela, de gran porte, que
lamentablemente se perdió.
También de los Estados Unidos procede el llamado el ciprés
de los pantanos o ciprés calvo (taxodium
distichum). Recibe ese nombre por ser una conífera de hoja caduca. Es un
árbol típico y todo un símbolo del sureste de Estados Unidos. Crece en zonas
bajas y lo hace muy bien dentro de los pantanos. Para ello su tronco desarrolla
una base muy ancha de raíces gruesas que le permite anclarse bien al suelo
blando de estos entornos.
Por
esa razón se plantaron tres ejemplares en una laguna temporal a casi 1.100
metros de altura cerca de Agramonte. Hay uno creciendo en medio de la laguna,
otro junto a un abedul, y otro en la orilla.
Desgraciadamente,
este último apareció partido, parece que por el viento, tras el paso de la
borrasca Gloria en enero. El más alto alcanza unos 15 metros.
Este
árbol desarrolla unas raíces aéreas muy curiosas llamadas neumatóforos que le
ayudan a oxigenarse en estos terrenos inundados. Sobresalen del agua como se ve
en una de las fotos.
Su
follaje otoñal es muy bonito. Esta es una de las razones por las que se ha
plantado desde mucho tiempo en parques y jardines, aunque no mucho en España. Probablemente
los del Moncayo sean los únicos de Aragón, por lo menos en estado silvestre. En
Madrid son conocidos los que hay en el estanque del Retiro y en Barcelona los
de la Ciutadella. Pero los del Moncayo podrían ser de los más interesantes de
España por crecer en un entorno natural silvestre parecido al de su hábitat
originario y por el buen desarrollo de estas raíces tan curiosas.
El
entorno en el que crecen es sorprendente y bello, mucho más ahora por las
lluvias tan abundantes que han caído. Los cipreses están acompañados de un pino
estupendo de cuatro brazos, y de abedules y de sauces también muy grandes. Y de
otros sauces muy curiosos.
Esta
laguna temporal es la más grande de un conjunto de charcas, temporales casi
todas, que se forman entre Agramonte y la fuente de la Teja. Forman todas ellas
una zona húmeda y exuberante en la que crecen muchos abedules además de sauces.
Numerosos de estos sauces aparecen caídos, derribados por el viento, pero aun
así siguen vivos, gracias a las raíces que permanecen enterradas y sumergidas.
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