La restauración del pilar llamado de la Verónica o de San
Antón (no hay unanimidad en cuanto a su titular) constituía la asignatura
pendiente de Albeta, localidad en la que se ha llevado a cabo una gran labor de
recuperación de su Patrimonio Cultural.
En esta fotografía se muestra el estado en que se
encontraba, muy deteriorado y en grave riesgo de perderse, dada su ubicación en
el borde de un talud inestable.
Finalmente, ha sido restaurado por el Ayuntamiento mediante
una actuación que Pedro Domínguez Barrios, tenaz defensor y divulgador de estas
muestras de la arquitectura popular, no ha dudado en calificar de magnífica.
Los trabajos no se circunscribieron al pilar sino que
incluyeron actuaciones en todo su entorno que forma una unidad con la “fuente
del ojo”. Por ese motivo, se comenzó protegiendo el pilar para evitar que
sufriera daños durante las obras.
Se
ha creado un andador desde dicho manantial hasta el pilar, con salida a la
calle adyacente y solar que ocupa este, a través de una escalera.
El andador se protege por unos potentes muros de contención
escalonados, ejecutados con piedra de río; muy apropiada para tal fin. Están
dotados con numerosos desagües de PVC y, con muy buen criterio, se han
pavimentado las gradas de acceso al solar y al pilar, con piedra vista pequeña,
al igual que las aceras urbanas aledañas. Los muros se coronan con barandilla
de forja pintada en negro.
El
pilar ha sido restaurado, de acuerdo con la propuesta que, en su día, presentó
el arquitecto D. Alejandro Rincón, por medio de un dibujo que se conserva en el
Centro de Estudios Borjanos, y se la ha dotado de un basamento de piedra
caliza.
Quedan
pendiente, únicamente, algunos pequeños detalles como el mortero exterior,
pintura o encalado que haya de llevar la parte de ladrillo enfoscado, así como
la colocación en la hornacina de la imagen correspondiente.
Pedro
nos ha comentado que sería muy conveniente pintar las medianeras de los
edificios situados tras el pilar con un color apropiado, para resaltar el
interés de este monumento, felizmente restaurado y que, como es sabido, goza de
protección genérica como “Bien de Interés Cultural”, al igual que todos los
peirones y cruces de término.
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