Ayer, a mediodía, los cohetes y el voltear de las campanas
honraron a nuestra Patrona la Virgen de la Peana, mientras en el pórtico de la
colegiata algunas personas depositaban flores y candelas encendidas, como
muestra de cariño hacia la Madre de todos.
Ante
ellas vimos rezar a algunas con los ojos humedecidos y coincidimos con unas
niñas que habían acudido a realizar su sencilla ofrenda. Fue todo muy emotivo, dado que, además, se encontraba a la puerta del templo un anciano profetizando.
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