Ayer, el Prof. de la Universidad Autónoma de Barcelona D.
Iván Aybar publicó en Heraldo de Aragón,
un artículo de opinión, titulado “Ramadán, misas y mascarillas”, en el que
llamaba la atención sobre la situación planteada por el cierre de los lugares
de culto, algo que no se incluyó en el Real Decreto 463/2020 por el que se
regulaba el estado de alarma, donde únicamente se establecían unas normas de
seguridad, respecto a la distancia a mantener durante las celebraciones
públicas.
Tras hacer referencia a recientes intervenciones policiales,
concluía afirmando que “no se presente como obligación (prohibición) aquello
que únicamente cabe plantear, en su caso, como recomendación. Puede que, para
mucho, los ritos religiosos comunitarios no sean una actividad esencial, ni con
mascarilla. Pero resulta que, en el negro sobre blanco de la ley, configuran un
derecho fundamental cuyo ejercicio no se puede suspender”.
Si bien es cierto que, en nuestro caso, la orden de cierre
de los templos, más allá de las celebraciones comunitarias, ha procedido del
Sr. Obispo, como indica una nota fijada en la puerta de la colegiata, lo cierto
es que, como hemos sabido, la Subdelegación del Gobierno ha prohibido la
asistencia a una representación de la corporación municipal, a la Misa que hoy
celebrará nuestro párroco ante el altar de la Virgen, a pesar de que se trataba
de una presencia simbólica con total respeto a las medidas de seguridad
exigidas.
Quizás, con imaginación, se podían haber arbitrado algún
procedimiento para que, sin entrar en el templo, los borjanos pudieran ver a su
Patrona y si no es posible, podríamos tomar ejemplo de esa persona anónima que
ayer, fijó en la puerta del pórtico una cariñosa felicitación a la Virgen,
acompañada de una flor. Si en otras ocasiones, con motivo de tragedias
recientes, han podido verse imágenes de flores acumuladas en los lugares donde
acaecieron, tal vez podríamos hacer lo mismo, en honor a Ella. Poco antes de las ocho de la mañana, hemos podido comprobar que, en la puerta, había ya varias macetas y ramos de flores. No era, por lo tanto, un idea disparatada.
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