La Arqueología es una ciencia que indaga en nuestro pasado, utilizando como instrumento fundamental las excavaciones cuya metodología ha ido evolucionando en el transcurso del tiempo, introduciendo técnicas cada vez más precisas que sólo están al alcance de los especialistas. En repetidas ocasiones hemos señalado el gravísimo daño que causan a nuestro patrimonio la irresponsable actuación de aficionados o buscadores de “tesoros”, cuya única preocupación es conseguir un objeto material que descontextualizado pierde la mayor parte de su interés, al mismo tiempo que destruyen elementos supuestamente modestos, pero capaces de proporcionar información de enorme importancia.
Sin
embargo, hoy queremos hacer alusión a la conservación de las zonas excavadas.
Hay personas a las que sorprende que, tras haber sido estudiado, vuelva a
enterrarse un yacimiento lo que suele ser una práctica no demasiado extraña.
Entre otras razones porque la conservación de los restos encontrados (sumamente
frágiles) entraña una indudable complejidad, aunque para los actuales permisos
de excavación se requiere la presencia de un especialista que se haga cargo de
la consolidación de las estructuras encontradas.
Pero, cuando
se quiere hacer visitable al público un yacimiento el problema se acrecienta y
en Aragón no son demasiados los ejemplos de zonas arqueológicas protegidas y
visitables.
Una de
ellas es la Villa de Fortunatus en Fraga que estos días ha vuelto a estar de actualidad
al denunciar la alcaldesa “el grave deterioro de los restos”. Pero el
yacimiento fue cubierto con una estructura metálica y dotado de pasarelas para
facilitar la contemplación de la antigua villa.
Cubrir
un yacimiento no es algo que pueda hacerse de cualquier manera como si se
tratara de levantar una barraca de feria. Requiere un proyecto en el que el
profesional responsable ofrezca la solución más adecuada para conseguir el
objetivo sin dañar los restos. De ahí las grandes luces que evitan un excesivo
número de pilares pero requieren el diseño de una cubierta perfectamente
calculada.
Otro
ejemplo es el del yacimiento “Loma del Regadío” en Urrea de Gaén, que también
fue objeto de atención por parte de la prensa, dado que a comienzos de año se
anunció la completa sustitución de su cubierta, dañada por las borrascas Gloria
y Filomena.
La
Malena es otro importante yacimiento de Azuara, con mosaicos de gran belleza, para
el que existe un proyecto de cubrimiento aún no realizado por completo.
La colonia
Celsa Lepida de Velilla de Ebro es un yacimiento de gran extensión en el que se
ha cubierto únicamente una pequeña parte de lo que fue una de las más importantes
ciudades romanas hasta la fundación de Caesaraugusta.
Buscando
ejemplos más sencillos hemos encontrado la cubierta que protege los restos de
la antigua iglesia medieval del yacimiento de “El corral del Calvo” en Luesia
que ya tuvo que ser reemplazada en 1999, ante el deterioro que presentaba tras los
13 años transcurridos desde que fuera colocado. Ese es otro de los problemas de
este tipo de actuaciones, la necesidad de un mantenimiento permanente.
Los
ejemplos que hemos mostrado pueden servirnos para conocer cómo se lleva
realmente a cabo el cubrimiento y protección de un yacimiento. Siempre tras la
elaboración de un detallado proyecto en el que también interviene la cualificación
profesional de los arquitectos que, en ocasiones, presentan propuestas tan
sugerentes como la que muestra esta imagen, correspondiente al cerro del
Molinete en Cartagena.
En
Borja han sido anunciadas dos actuaciones importantes. Una es la próxima
reanudación de las excavaciones en la zona de la torre del Pedernal. La otra es
el cubrimiento de lo ya excavado donde posiblemente se volverá a instalar, tras
su restauración, el mosaico encontrado en una de las estancias de la domus descubierta.
Hemos
visto que han sido llevados hasta allí las vigas metálicas que habían servido
para el apeo de una parte de la Casa de las Conchas, de donde fueron retiradas
recientemente. Serán de gran utilidad, sin duda, para sostener los carteles
anunciadores del proyecto de cubrición.
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