La
imposibilidad de desplazarse a otros lugares y las ganas de salir de Zaragoza
han impulsado el turismo interior en nuestra comunidad, algo que ha incidido
también en nuestra ciudad, donde se ha registrado durante los días de Semana
Santa una gran afluencia de visitantes.
Nos dicen que en el Santuario de Misericordia parecía estar viviéndose la romería de San Bartolomé (la foto es de la celebrada antes de la pandemia) y había cola para poder acceder al interior de la iglesia.
Uno de
los monumentos más fotografiados fue la ermita del Calvario, donde se dieron
cita personas que, a título personal, acudieron a rezar el Vía Crucis y otras
muchas que pasaron el día entre los pinos o recorriendo los caminos que parten
desde ese lugar por toda la Muela Alta. Un servicio que se agradeció fue el del
vehículo de comida rápida estacionado junto al bar restaurante que abrirá sus
puertas próximamente.
También
fueron muy numerosas las visitas a los museos de nuestra ciudad que son uno de
los principales atractivos turísticos con los que contamos. Vimos también a
personas que recorrían las calles provistas del plano y la información recabada
en la oficina de Turismo que estuvo muy activa durante todas estas jornadas.
Es de
esperar que el interés despertado por estos hermosos museos sirva de acicate
para algunas mejoras como la sustitución de las banderolas que los anuncian, la
del de la Colegiata con los colores aún más desvaídos que en esa imagen y la
del Arqueológico arrancada por el viento definitivamente. También se espera que
el Museo de la Colegiata recupere la normalidad tras la retirada de la
exposición que fue instalada allí.
Otra
localidad que se ha convertido en destino turístico preferente ha sido Bureta
donde su bosque mágico registra un gran número de visitas, aunque cuenta
también con el atractivo especial del palacio de los condes de Bureta.
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