Ha sido el Prof. D. Juan Antonio Frago quien, al preguntarnos sobre si conocíamos un turrón que llevaba el nombre de su localidad natal, Magallón, nos ha puesto sobre la pista de ese producto de que no teníamos noticia. El Prof. Frago lo había documentado en el siglo XIX y suponía que se elaboraba en esa localidad.
Hemos
encontrado su receta en el Nuevo Manual
de la cocinera catalana y cubana, escrito por Juan Cabrisas y publicado en
La Habana en 1858. Del autor apenas se conocen datos, salvo que era catalán y había
sido cocinero en la fonda de los Tres Reyes. Con este nombre hubo
establecimientos en diversas ciudades: Madrid, Málaga, Buenos Aires y
Barcelona, entre otras. La de Barcelona contaba con un acreditado restaurante y
parece ser que fue allí donde ejerció su profesión Juan Cabrisas, antes de
trasladarse a Cuba, donde publicó su manual, llamado a tener gran aceptación,
hasta el punto de que se sigue editando.
En la
obra se menciona expresamente el “Turrón de Magallón” cuya receta es la
siguiente: “Tras tostar un poco las almendras, se forma una pasta mezclándolas
con un poco de anís. Entretanto se tiene un caldero a fuego lento, con tres
libras de azúcar por dos de almendras, añadiéndole poco a poco el agua
correspondiente, meneándole continuamente para que no se pegue hasta tanto que
haya adquirido el punto de caramelo. Entonces se le echan las almendras en
pasta y después de bien revuelto se echa sobre el mármol bañado con un poquito
de aceite y, con un rodillo, se concluye el turrón de Magallón, que se corta a
gusto del fabricante. Hecho en pequeñas cantidades es mucho mejor”. Como puede
apreciarse es, en realidad, un turrón de guirlache como habíamos supuesto.
Pero
la receta del turrón de Magallón también aparece en el Manual de Confiteros y fabricantes de dulces que, traducido del
francés, se editó en Barcelona en 1832, lo cual es significativo.
La
autora era Marie Armande Jeanne Gacon-Dufour (1753-1835) una prolífica
escritora, ferviente feminista que lo había publicado en 1825 con el título de Manuel du pâtissier et de la pâtissière, à l’usage
de la ville et de la campagne.
Que
existió, por lo tanto, un turrón con el nombre de Magallón no ofrece ya ninguna
duda. Otra cosa es que esa denominación guarde relación con la villa aragonesa.
Parece extraño que si su fama era tan grande como para haber atravesado las
fronteras antes de 1825, no haya quedado constancia en nuestra tierra. De ahí y
del hecho de proceder la primera receta de Francia nos ha hecho plantearnos la
posibilidad de que su nombre tuviera relación con la “condesa de Magallón”,
otra escritora francesa de la que acabamos de adquirir una obra que trata sobre
cuestiones de etiqueta en la mesa y en las recepciones. Es preciso, por lo
tanto, seguir investigando sobre esta curiosa cuestión.
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