El diario ABC, en su versión digital, viene publicando una serie de artículos retrospectivos siempre interesantes pero, especialmente, uno de los últimos que firma Mónica Arrizabalaga, dedicado a una histórica portada del periódico que aconsejamos leer en este enlace dado que sus protagonistas son de Gallur.
La
fotografía había sido realizada por Miguel Marín Chivite y publicada en Heraldo de Aragón, pero fue ABC quien la llevó a su portada en dos
ocasiones (1942 y 1959) como expresión del dolor de unos padres ante la tumba
de su hijo caído en la guerra.
Pero,
los que en principio eran dos personas anónimas fueron identificados como el
matrimonio formado por D. Victoriano Francés y Dª. Rufina Barrera que, en
realidad, no eran tan ancianos como aparentaban en la imagen ya que él tenía 61
años y su esposa 52.
La
fotografía había sido realizada por el fotógrafo zaragozano en el cementerio de
Torrero cuando visitaban la tumba de su hijo el Día de Todos los Santos de
1939.
El
hijo se llamaba Aurelio Francés Barrera y se había alistado como voluntario a
los 18 años en noveno Tabor de Regulares de Tetuán, desde donde llegó a la
península durante la guerra civil. El 21 de octubre de 1937 su cadáver llegó al
Hospital Militar de Zaragoza, procedente de Utrillas.
La
identificación de la foto y los datos sobre el fallecido fueron facilitados por
la actriz Alodia Domínguez Francés, nieta de Victoriano y Rufina y sobrina de
Aurelio. Nacida en Gallur en 1946, se trasladó con su familia a Barcelona
siendo niña. Allí inició una brillante carrera artística que le llevó a
intervenir en numerosas series y espacios dramáticos de televisión como “Amor...salut
i feina”; “Estudio 1”; “Novela”; “Històries obertes”; “Teatro Club”; “Original”;
“Palabras cruzadas”; o “Crónicas fantásticas” así como el documental “Romea.
150 anys”.
Siempre
ha mantenido relación con su localidad natal y nosotros incluimos su biografía
en el volumen 1 de nuestro Diccionario
Biográfico. Ahora, nos ha emocionado el relato de la tragedia de su
familia, aunque algunos aspectos de lo que cuenta son difícilmente explicables
como que su tío no falleció a consecuencia del fuego enemigo sino asesinado por
un compañero musulmán del tabor que le disparó a la cabeza con “un mortero”.
Que lo matara a traición uno de los suyos pudo ocurrir pero es prácticamente
imposible que el arma utilizada fuera un mortero, dada la trayectoria de sus
proyectiles y la dificultad que entraña que, con un disparo improvisado, se
alcanzara su cabeza.
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