Cuando al referirnos a la festividad de San Fidel de Sigmaringa abogamos por la restauración del deteriorado lienzo que se conserva en los almacenes del Museo de la Colegiata no acertamos al identificarlo, dado que al ver la cruz y las azucenas, atributos de San Fidel no nos percatamos de que se trataba de otro santo capuchino, San José de Leonisa (1556-1612), algo de lo que no cabe duda (a pesar de las azucenas) pues así lo indica la cartela que hay al pie del cuadro y a su vida corresponden las escenas reflejadas en el fondo.
El Dr.
Aguilera Hernández, con la sagacidad que le caracteriza, no sólo se percató
inmediatamente del error sino que acertó al encontrar el grabado en el que se
inspiró el autor del lienzo. Aparece en la obra Flores Seraphici, de Carolo de Aremberch, publicada en Bruselas a
mediados del siglo XVII.
La
escena de la izquierda hace referencia al tormento al que fue condenado el Santo
en Constantinopla, por haber convertido a algunos musulmanes. El sultán ordenó
colgarle de un poste suspendido de la mano por una cadena y con otra asida al
pie. De esa manera debía permanecer hasta su muerte, pero milagrosamente fue
liberado por un ángel, según la tradición. Por eso, se le representa a veces
con las cadenas de las que fue liberado.
De ahí
que este otro lienzo de Ejea de los Caballeros al que mencionamos en el
artículo anterior, restaurado por la Diputación Provincial de Zaragoza, también
corresponda a San José de Leonisa, en lugar de San Fidel, pues se ven
perfectamente a los ángeles con las cadenas de las que acaba de ser liberado.
Sin
embargo, el Dr. D. Alberto Aguilera Hernández nos ha comunicado que en Borja sí
que se conserva una representación de San Fidel de Sigmaringa. Es el lienzo que
reproducimos que, en la actualidad, está en el convento de la Concepción,
aunque debe proceder del desaparecido convento de capuchinos. En este caso,
figura su nombre en la cartela inferior derecha y además lleva los atributos
propios de la espada y la maza con la que fue muerto, así como los genéricos de
todos los mártires: la palma en la mano izquierda y la corona que va a
colocarle un pequeño ángel.
También
el Dr. Aguilera se ha percatado de un error existente en la identificación de
otro santo capuchino, cuya representación se conserva en la actualidad en el
hospital Sancti Spiritus. En el ángulo inferior izquierdo aparece la inscripción
“Bto. Ángel”, en alusión al beato Ángel de Acri (1669-1739), al que el Papa
Francisco ha canonizado recientemente, por lo que ya es San Ángel de Acri.
Pero,
en realidad, el santo representado en ese cuadro es San Félix de Cantalicio
(1513-1587) en el momento en el que la Virgen, de la que era muy devoto, se le
aparece entregándole al Niño Jesús. Comoquiera que el lienzo al que no estamos
refiriendo procede del antiguo convento de capuchinos, resulta difícil de explicar
porque reconvirtieron a San Félix, santo muy popular, en el beato Ángel.
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