En principio parecía una estampa igual a las muchas que se imprimieron a mediados del siglo XX con la imagen de nuestra Patrona y que solían ser distribuidas por los mayordomos de cada año. Comoquiera que intentamos completar la colección con sus diferentes variantes, no quisimos desecharla sin antes constatar si en ella aparecía una referencia a alguno de los años que nos faltan.
La
sorpresa surgió al comprobar que correspondía al año 1953, cuando se
conmemoraron las Bodas de Plata del Rosario de Cristal, al que entonces se le
daba el nombre de “Rosario de Faroles”; lo de “Cristal” vino después.
No la
teníamos y es un recuerdo sencillo de un acontecimiento del que, dentro de
siete años, conmemoraremos el centenario. Es probable que, para entonces, haya
sido posible superar la actual pandemia y, aunque muchos ya no viviremos, sería
conveniente ir preparando la celebración que debería ser especialmente
brillante.
De
ella debe quedar algún testimonio singular y nada mejor que pensar en la
construcción de un farol monumental, sufragado por suscripción popular, que
puede estar dedicado al centenario. En 1928, la ciudad fue capaz de poner en
marcha una manifestación tan importante como la que acompaña a la peana de la
Virgen en su recorrido por las calles de la ciudad y la corporación municipal
dejó como símbolo ese magnífico farol con el escudo de Borja, ahora no
deberíamos ser menos ambiciosos. Aquí queda nuestra propuesta para que la recojan
con cariño quienes superen la epidemia y sigan sintiendo el amor que siempre
hemos dispensado a nuestra Patrona.
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