A los que han leído el librito conmemorativo del I Centenario de la Virgen de la Peana que ofrecimos gratuitamente a quienes siguen el blog y a todas las personas interesadas, les ha sorprendido encontrar una descripción del traje que vestían los danzantes o bailadores que actuaron en honor a la Virgen. Acaba de crearse el dance de San Bartolomé poco antes de esa efeméride y quisieron participar en los actos.
Como
allí se indica, vestían pantalón blanco en cuerpo de camisa, pañuelo de seda
con corbata con nudo o sortija, otro pañuelo de igual clase a la cabeza y arco
de flores en forma de bandolera. Así lo transcribimos en el número
extraordinario de nuestro Boletín
Informativo que, hace ya casi cuarenta años, dedicamos al Dance de San
Bartolomé.
Posteriormente
aparecieron imágenes de aquellos primeros danzantes que ofrecen un testimonio
fiel del traje que utilizaron desde los inicios del dance, como recogió el Dr.
Aguilera Hernández en la obra publicada también por nosotros dentro de la colección
de “Temas Populares”.
Luego,
si ese era el auténtico traje del dance de San Bartolomé ¿De dónde ha salido el
que ahora visten? Merece la pena comentarlo pues constituye un claro ejemplo de
la injerencia de supuestos investigadores en las tradiciones de una localidad
con funestos resultados.
En la
publicación a la que antes hemos aludido y al tratar de los antecedentes del
dance de San Bartolomé, reprodujimos la noticia que daba Rafael García sobre
las fiestas que, con motivo del nacimiento de los infantes Carlos y Felipe,
hijos del todavía Príncipe de Asturias y futuro Carlos IV. Siendo los primeros
gemelos de la historia de la dinastía y primeros varones, fueron acogidos con
especial alegría que se trocó en tristeza por la pronta muerte de ambos.
Pero,
mientras tanto, su abuelo Carlos III ordenó que se organizaran festejos públicos
para celebrar el acontecimiento y la firma de la paz con Inglaterra. En Borja
desfilaron las cofradías, cada una con los trajes que consideraron oportuno e
interpretando cuadros y pantomimas. Fue la de las Llagas de San Francisco la
que vistió sayetas cortas y dos bandas por los hombros, “paloteando” con
broqueles y espadas negras. Pero aquello fue un dance circunstancial que si se
repitió en alguna ocasión, nada tenía que ver con el de San Bartolomé.
Pocos
años después, concretamente en 1989, apareció en nuestra ciudad una “investigadora”
que afirmaba haber descubierto “un documento de 1783” en el que se describía el
“auténtico” traje del dance. En realidad, lo único que había hecho era leer
nuestro artículo e interpretarlo erróneamente, pero bastó para incitar a la
Junta de la cofradía para adoptar un nuevo traje “inventado” sobre cuyo diseño
también cabría oponer serios reparos, comenzando por el color de las medias, ya
que aquí los hombres no las utilizaban negras. Pero como había por medio una
subvención para confeccionar los trajes, no vacilaron en romper la tradición de
la cofradía y adoptar el horrible traje.
Desde
entonces, coexisten los dos: el auténtico y el falso pero, comoquiera que el
primero lo utilizan los danzantes de menor edad, vestir el traje intruso se ha convertido
en una aspiración ya que parece significar el acceso a una categoría superior.
Por
otra parte, desde la introducción de ese nuevo traje han transcurrido ya más de
30 años en los que han sido muchas las personas de ambos sexos que lo han vestido
y en su memoria permanece el recuerdo de unos momentos que, sin duda, fueron
felices en los que creyeron seguir manteniendo una hermosa tradición, aunque no
sabían que había sido desvirtuada.
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