Entre las noticias, referidas a nuestra comarca, que ha publicado últimamente Heraldo de Aragón, queremos recordar el pequeño reportaje que dedicó a Marian Muñoz, una maestra de 41 años que estos días ejerce su profesión en Tabuenca, en una clase con solo cinco niños.
La singularidad del caso de esta
valenciana, que estaba en Melilla, es que el 10 de enero, cuando acababa de regresar
a esa ciudad autónoma, tras pasar las vacaciones en su tierra natal, le fue comunicado
que, en 24 horas, debía incorporarse al aula de Tabuenca.
Aún más sorprendente es que el
perentorio requerimiento era para atender la escuela durante un período de 14
días. No obstante, decidió ponerse en camino hacia lo que, para ella,
constituía toda una aventura pues, entre otras cosas, no sabía dónde podría
alojarse. El Heraldo relata sus gestiones ante el alcalde de Tabuenca y
el farmacéutico, los cuales le ayudaron en todo, a pesar de la sorpresa que,
para ellos, representaba el que llegara una maestra desde tan lejos.
El relato de lo acaecido puede parecer
divertido y así lo presentan, pero lo realmente preocupante es que exista un
sistema de provisión de plazas de profesorado que, desde hace tiempo, nos
resulta incomprensible. Desde la forma en que son resueltas las oposiciones hasta
esas bolsas de trabajo que obligan a aceptar destinos por brevísimos períodos
de tiempo, para evitar ser excluidos de las mismas, todo es sorprendente.
La peripecia de la maestra de Tabuenca,
dando clases con lo que parece un collarín, nos ha dejado perplejos, aunque
para ella, su paso por esa localidad de nuestra comarca, le haya permitido
conocer un lugar entrañable, con buena gente, buen vino y hermosos paisajes.
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