Actualmente, la nevera de Ambel es suficientemente conocida, sobre todo desde que Guillermo Carranza la incluyera en el segundo volumen de la serie dedicada al Patrimonio Hidráulico de la cuenca del río Huecha, editado por nuestro Centro.
Pero, cuando el 29 de junio de 2011
dimos en este blog la noticia de su “descubrimiento” constituyó una gran
sorpresa, como lo había sido para nosotros ya que desconocíamos por completo su
existencia, como también resultaba llamativo que no fuera citada por Christopher
Gerrard en su obra Paisaje y señorío: La casa conventual de Ambel (Zaragoza),
en la que reseña todas las edificaciones relacionadas con la agricultura,
ganadería e industria que hubo en la localidad.
Pudimos acceder a ella, gracias a la
amabilidad de su propietario D. Antonio Aragón. Situada en las afueras del
casco urbano, la construcción pasa desapercibida ya que fue edificada junto a
un desnivel y parcialmente excavada en la peña.
Las fotos son de aquel artículo, en que
decíamos que era de planta circular con un diámetro de 5,80 metros. Se cubre
con una falsa cúpula de mampuesto, de forma cónica y 4,20 metros de altura en
su parte central, donde se dispone la abertura habitual de estas construcciones
que, en este caso, conserva la pieza circular que la cerraba. Destaca una
prolongación lateral excavada en la roca, en uno de sus laterales.
El suelo fue pavimentado en cemento
y se enlució la parte baja, ocultando el desagüe que tenía. También se amplió
el acceso y fue dotado de escaleras que no tenía. Por el exterior, el ligero
resalte que se adivina en el terreno donde se asienta ha sido protegido con
cemento, evitando filtraciones y el deterioro de la obra que, en conjunto, se
encuentra en perfecto estado de conservación.
Apenas habían transcurrido unos meses,
desde que diéramos la noticia, cuando el 16 de noviembre de ese mismo año,
pudimos informar de que D. Alberto Aguilera Hernández había logrado identificar
al autor de la obra. Se trataba de Diego Lizalde, obrero de villa, vecino de la
ciudad de Borja.
El dato apareció en el Archivo
Histórico de Protocolos Notariales de Borja y, en concreto, en el protocolo del
notario borjano Juan Vicente de Albis, donde se reseña un albarán, que lleva fecha
de 25 de junio de 1620. En ese documento, Diego Lizalde reconoce haber recibido
600 sueldos jaqueses, como parte del pago “de la fábrica que hago en la nevera
de Ambel”. La información era de gran interés, dado que permitió datar la obra
y conocer al autor de la misma.
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