Cuando se publique este artículo, posiblemente el Ebro habrá vuelto a anegar las tierras de cultivo de Novillas, la localidad donde el río “se hace aragonés”. Aún están presentes en la memoria de todos, las consecuencias de la última avenida y, hasta allí, fuimos para fotografiar lo sucedido, aunque con tan poca fortuna que un error en el manejo de la cámara convirtió en inservibles la mayor parte de las imágenes.
Vimos las motas recrecidas que no impidieron
que las aguas llegaran al casco urbano, donde los vecinos y los miembros de la
Unidad Militar de Emergencias tuvieron que emplearse a fondo para paliar sus
efectos.
Aunque aún había barro en los accesos
al campo de fútbol, nada tenía que ver con el aspecto que tenía en el momento
de la inundación y el césped nos pareció que se encontraba en buen estado,
aunque habían desaparecido las pancartas que hacían referencia al convenio con
el Oliver, que entrena allí.
Junto al torreón islámico hubo que
colocar entonces barreras de sacos terreros y, ahora, vimos señales de humedad
en la parte inferior de sus muros, pero no sabemos si fueron provocadas por el
agua o ya estaban antes por efecto de la humedad.
Estaremos atentos a lo que ocurra con
la nueva avenida que ha sido anunciada y a la que se refería el Sr. Alcalde en
unas declaraciones efectuadas ayer en Heraldo de Aragón.
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