D. José Luis Garde nos ha remitido, a petición nuestra, imágenes de un espacio situado junto al monasterio de Veruela en la que, merced al esfuerzo de su propietario, ha surgido lo que bien podríamos calificar de “jardín botánico”, dada la variedad de especies que allí existen.
Aunque las llamas del pasado incendio
llegaron hasta sus límites e, incluso, chamuscaron a algunos árboles, el
conjunto de ha salvado. Las fotografías de José Luis Garde que ofrecemos son
todas anteriores al incendio.
En las fotografías de los árboles que allí pueden
contemplarse, nos ha indicado sus nombres científicos, a los que queremos unir
los de uso vulgar. En esta foto aparecen un Callitropsis nootkatensis, también
conocido como falso ciprés de Nutca1 o falso ciprés de Nootka (Nutca),
procedente de Canadá.
El Cupressus glabra, o ciprés glabro de Arizona, es
una especie originaria del suroeste de Estados Unidos. También procede de allí
el Cupressus macrocarpa o cedro de Monterrey.
En esta otra imagen aparecen numerados del 1 al 7 El primer
de ellos lleva el nombre científico de Cupressus × leylandii. Se trata
del llamado comúnmente ciprés de Leyland, que es un híbrido.
El 2 es el Cupressus macrocarpa, al que ya hemos hecho
referencia y del que procede el anterior. Con el nº 3 aparece el Taxus
baccata, que es el tejo común o tejo negro. El 4 es una encina (Quercus rotundifolia),
mientras que el 5 corresponde a Thuja plicata, tuya gigante o "cedro"
rojo del Pacífico, también llamado cedro rojo occidental. A los que llevan los
números 6 y 7, Cupressus macrocarpa y Cupressus glabra ya hemos
hecho referencia.
En la primera foto aparecen dos ejemplares de cedros, el Cedrus
atlántica, a la derecha y Cedrus atlantica glauca o cedro azul del
Atlas, que es una variedad con hojas más azuladas todavía. En la segunda puede
verse otro ejemplar de Cupressus macrocarpa, ya comentado.
En la primera foto, con las instalaciones del Parador de
nunca inaugurar al fondo, puede verse un Pinus wallichiana, el pino azul
del Himalaya o pino de Bután, que es una especie originaria del Himalaya. La segunda
corresponde a una Sequoiadendron giganteum, la secuoya gigante, un árbol
que puede alcanzar una gran altura, pues llega a crecer cerca de dos metros
entre los cuatro y diez años de vida.
Aquí nos ha dejado una imagen de los frutos del Ribes rubrum,
el grosellero rojo. Es un arbusto con cuyas bayas se pueden elaborar deliciosas
mermeladas.
Finalizamos con estas últimas
fotografías de otros arbustos, bambúes, y de una flor de manzano, pues también
hay algún árbol frutal: cerezos y manzanos.
Ha sido, por lo tanto, una suerte que
se haya salvado este jardín que se encuentra en sus inicios, pues cuando sus árboles
crezcan puede resultar espectacular si todos sobreviven en tan apretado espacio.
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