miércoles, 24 de mayo de 2023

El significado de los cementerios militares

 

         Rendir homenaje a los militares fallecidos en cumplimiento de su deber, combatiendo bajo las banderas de sus respectivas patrias es un sentimiento compartido por todas las naciones que, siempre que ha sido posible, han creado cementerios militares específicos o, en el caso de buques hundidos, han blindado sus pecios otorgándoles una protección especial.

         El respeto a los muertos se extiende también a las bajas del enemigo, de manera que el Derecho Internacional prohíbe la profanación de los cadáveres y el pillaje de sus pertenencias. De igual manera suelen ser objeto de especial consideración los enterramientos efectuados en los lugares en los que combatieron, más allá de sus fronteras.

         Podríamos citar numerosos ejemplos, pero queremos hacen mención especial con lo sucedido en Rusia, en relación con los caídos de la División Azul, entre los que se encontraba un borjano, el cabo Tomás Zaro Rubio, nacido en nuestra ciudad el 24 de enero de 1920, al que dedicamos un extenso artículo en 2012, por haber dado nombre a un avión de combate. Fallecido a consecuencia de un absurdo accidente, fue enterrado en el aeropuerto de Orel, donde la Escuadrilla Azul tenía su base.

         Pero, en las afueras de la ciudad de Novgorod, la 1ª División de la Luftwaffe (Fuerza Aérea Alemana) tenía otro cementerio, que aparece en la imagen anterior, el cual ha vuelto a ser propiedad de Alemania, tras la caída de la Unión Soviética, y es conservado por una ONG que cuida de todos los cementerios militares alemanes en el extranjero.


         En ese cementerio, fue ofrecido un sector, concretamente el que aparece en la imagen con el rótulo “Block 3” para que allí fueran concentrados los restos de los caídos pertenecientes a la División Azul. Aceptada la propuesta, fueron trasladados desde los lugares en los que habían sido enterrados inicialmente, hasta el sector español de este cementerio de Pankovska.

 



         El Ministerio de Defensa español financió el monumento dedicado a su memoria, consistente en un monolito, en el que puede leerse en español, alemán y ruso: “Españoles caídos de la División Azul”, bajo el emblema de la misma. En torno a él, unas lápidas con los nombres de muchos de los enterrados allí que son más de 2.000 (posteriormente, han sido repatriados algunos, a petición de las familias).

La inauguración del monumento tuvo lugar el 15 de septiembre de 1997, en el transcurso de un solemne acto que fue presidido por el Gobernador Militar de Novgorod y el General D. José Colldefors Valcárcel, Presidente de la Hermandad de Veteranos. Un sacerdote católico polaco rezó un responso y se efectuó la ofrenda de tres coronas que llevaban los colores alemán, ruso y español, mientras la Filarmónica de Novgorod interpretó “La muerte no es el final”. Llamamos la atención sobre lo que representa el hecho de este homenaje de las autoridades rusas a soldados que combatieron contra ellos.

 

         Pero, no es el único cementerio alemán en Rusia. Más de 75.000 soldados alemanes de la Segunda Guerra Mundial están enterrados en el que, en 2000, fue inaugurado en la aldea rusa de Sologubovka a unos 80 kilómetros de San Petersburgo.

 


         Pero también existen lugares en los que se rinde homenaje a los militares muertos. En una visita efectuada a la ciudad italiana de Trieste pudimos visitar el llamado “Parco della Rimembranza” (Parque del Recuerdo), situado en la colina donde se alza la catedral de San Giusto. En este templo hay una capilla en la que están enterrados los pretendientes carlistas a la Corona de España.

 






         Allí, las inscripciones grabadas en piedras, recuerdan desde los combatientes españoles en la Guerra Civil española a los partisanos que lucharon contra los alemanes y los que fueron fusilados por ellos, así como los muertos en diferentes frentes de batalla, durante la II Guerra Mundial como Rusia o El Alamein.

 

Y, entre ellas el monumento al soldado desconocido, con su casco y correaje de bronce, junto con una inscripción en la que se lee: “Soldado desconocido: ¿Qué te importa mi nombre? Grita al viento ‘Soldado de Italia’ y dormiré feliz”.

No obstante, hemos de advertir que ese respeto que muestran a los combatientes, de uno y otro lado, los respectivos países no puede impedir manifestaciones en contra, por parte de grupos extremistas, pero sólo en lugares donde prima la incultura o la barbarie se registran profanaciones oficiales o destrucciones de monumentos.


 


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