jueves, 21 de mayo de 2015

Antiguos festejos


            Algunos de nuestros lectores nos piden que comentemos antiguas imágenes. Hay muchas en nuestro archivo, de diversas procedencias, unas más conocidas que otras. Entre ellas hemos seleccionado hoy algunas de cuando las fiestas tenían características muy diferentes a las actuales. Algunos que las vivieron, las recordarán con nostalgia. No se trata de afirmar si eran mejores o peores; en cualquier caso eran diferentes. Entonces, como ahora, se anunciaban con cohetes que encendía Perico desde la plaza. 



            Además de las salidas de la comparsa de gigantes y cabezudos, un festejo que no faltaba era el lanzamiento de globos y “bombas japonesas” que al estallar soltaban una lluvia de caramelos sobre los niños. 




            Había diversas modalidades de carreras. La que aquí vemos es una de sacos o entalegados. Se corría metidos en el interior de un saco, lo que provocaba frecuentes caídas, con la consiguiente hilaridad del público. La imagen corresponde a la plaza de España con el edificio de la fonda al fondo, un edificio antiguo con un magnífico alero de madera.




            Especial entusiasmo despertaban las carreras de cintas. Los participantes, sobre bicicletas y provistos de un pequeño palo, intentaban tomar por la anilla, alguna de las cintas que estaban enrolladas en interior de esos dispositivos colgados de soportes. Había varios a lo largo del recorrido y, lógicamente, ganaba quien lograba mayor número de cintas.



            Otro vistoso espectáculo era el de las carreras de camareros. Perfectamente uniformados, los participantes debían recorrer un circuito en el menor tiempo posible, sin perder ni derramar lo que llevaban en la bandeja. 



            Especialmente llamativa es esta fotografía de un festival de jotas en la plaza de España, donde se ha dispuesto un pequeño tablado, en torno al cual se congrega un elevado número de personas. 



            Y entrañable resulta la de este fotógrafo ambulante, también en la plaza de España, donde se adivina la Sastrería Cuartero, con su publicidad de máquinas de coser Alfa. Aunque había excelentes profesionales en Borja, no era infrecuente la llegada de otros con su máquina de fuelle, el telón de fondo y caballito en el que se encaramaban los niños. 

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