lunes, 25 de mayo de 2015

La fiesta del Cristo de la Capilla en Maleján


            Maleján vivió ayer el día más importante de sus fiestas en honor del Santo Cristo de la Capilla. Como destacaba Alberto Aguilera en su obra sobre el Patrimonio Artístico Religioso de esa localidad, la devoción a esta imagen ha sido el principal exponente de la identidad religiosa del municipio, a lo largo de los siglos. Fue mandada realizar, por encargo de todos los vecinos, en 1650, siendo colocada en su capilla (que no era la actual, construida entre 1760 y 1772) el día de la Pascua del Espíritu Santo. Desde entonces, la fiesta de Pentecostés coincide con la del Santo Cristo.




            Va precedida por la celebración de una novena que tiene como protagonista otra imagen del Crucificado, adquirida en 1690 para ser utilizada en la procesión, ya que la del Santo Cristo de la Capilla sólo sale de la iglesia en circunstancias excepcionales.
            En la novena se cantan los tradicionales gozos cuyo estribillo dice:

            Pues mis culpas Señor son
            las que os han crucificado,
            arrepentido y postrado, os pido mi Dios perdón.





            Ayer la jornada se inició con el canto de la Aurora al amanecer. A mediodía, el Santo Cristo recorrió las calles del municipio, precedido por el pendón de la cofradía y acompañado por la práctica totalidad de los vecinos. 





            En el transcurso de la procesión los danzantes bailan con sus espadas y broqueles, precediendo a la peana procesional, tras de la cual marchaban el párroco de Maleján y la corporación municipal en pleno. 




            Al entrar la imagen en la iglesia parroquial, los danzantes se inclinan mientras suena la típica y popular melodía del dance. A continuación, se celebra la solemne Eucaristía.



            A continuación, todos los asistentes se trasladan a las casas de los mayordomos para participar en el llamado “bautizo”. Cada año son mayordomos dos matrimonios de la localidad que, para lograrlo, se registraron el día de su boda, alcanzando ese honor por riguroso turno y, en la mayoría de los casos, tras más de 30 años de casados. 




            Para participar en el “bautizo”, los más pequeños acuden provistos de bolsas y tocados con casco, para protegerse de los riesgos que entraña esta curiosa tradición. 




            Porque, desde los balcones de la casa se arrojan almendras, nueces, caramelos y otros productos en considerable cantidad. Más de 200 kilos de esos productos caen con fuerza sobre las personas congregadas en la calle. 





            Mayores y pequeños se esfuerzan en recogerlos y cualquier procedimiento es bueno para conseguir mayor cantidad de ellos.





            Al final, muchos habían conseguido llenar sus bolsas, a pesar que algunos optaban por una recolección selectiva, al preferir las nueces a las almendras.





            Al cesar la “lluvia”, los mayordomos y sus allegados ofrecieron a los presentes vinos, refrescos y aperitivos. Terminado el rito, todos se trasladaron a la casa de los otros mayordomos, donde volvió repetirse el lanzamiento de frutos secos.



            Esta era la otra vivienda, donde no pudimos asistir a la segunda parte del acto, del que no disponíamos de imágenes en el archivo de nuestro Centro, razón por la cual quisimos estar presentes allí, disfrutando con los vecinos de Maleján de esta entrañable y bonita costumbre. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario