Purujosa,
uno de los más bonitos municipios de la provincia, fue un año más el destino de
los vecinos de Talamantes, otra bella localidad de nuestra zona, que cumpliendo
una antigua tradición celebraron el pasado sábado, día 23 de mayo, su romería a
la Virgen de Constantín.
Con
tiempo desapacible y una mañana fría, unos emprendieron la marcha, cruzando a
pie bajo las peñas de Herrera, donde les sorprendió una densa niebla. Otros lo
hicieron en el autobús fletado por el Ayuntamiento de Talamantes, así como a
bordo de muchos vehículos particulares.
Antiguamente,
cuando todos iban andando encabezaba la comitiva el pendón que, al llegar al
límite del término municipal de Purujosa era saludado por el de esa localidad,
en torno al cual sus habitantes esperaban a los talamantinos.
Ahora,
aunque los tiempos han cambiado, no faltó el saludo del Sr. Alcalde de
Purujosa, D. Mariano Sanjuán Clemente, a quien vemos aquí estrechando la mano
al de Talamantes, D. José Manuel Jiménez Arellano.
Aunque la romería es un
acto religioso, no falta un importante componente gastronómico, como podremos
comprobar a través de esta crónica que, con las imágenes, nos ha remitido
nuestro amigo D. Manuel Villarroya. Efectivamente, nada más llegar los romeros,
pudieron degustar un almuerzo en el albergue de Purujosa, antes de dirigirse a
la ermita de la Virgen.
La Eucaristía fue
concelebrada en la ermita de la Virgen que, como es sabido, está excavada en la
roca, por el padre Francisco
Barrionuevo, ermitaño en ese lugar, y el párroco de Talamantes, P. Cervando
Bedoya, misionero de Betania. Ocupaban un lugar preferente los dos Alcaldes
que, junto con el resto de los asistentes, entonaron al final los Gozos en
honor a la Virgen de Constantín.
A
ella le dedicó una jota el purjosano D. Pedro Rubio y, a continuación, entonó
otra alusiva a Talamantes y Purujosa, hermanados por la Virgen, el Secretario
del Ayuntamiento D. Joaquín Adiego, persona especialmente vinculada a Borja,
donde su hija ha sido candidata en las pasadas elecciones.
Posteriormente, ambos alcaldes
obsequiaron con pastas y moscatel a los asistentes, en la pequeña plazoleta
ante la ermita, haciendo tiempo para preparar las viandas que, cada uno, había
traído de casa.
En el asador existente en la margen
izquierda del Isuela, fueron asándose las costillas que iban consumiendo los
romeros en las mesas que hay en ese lugar. A pesar del que el cierzo fue
protagonista a lo largo de la jornada, el sol que se abrió paso entre las
nubes, durante algunos ratos, contribuyó a que se pudiera disfrutar de un rato agradable.
A las cinco de la tarde y
en sus correspondientes medios de locomoción se emprendió el regreso a
Talamantes, en cuyo Pabellón Municipal se celebró el último acto de la jornada.
Porque, para que los
romeros recuperaran sus fuerzas y ante el temor de que hubieran quedado con
hambre, habían sido preparados unos bocadillos de los que dieron cuenta muy
pronto, con la ayuda de un buen vino, mientras se iniciaban los preparativos
para la romería del año 2016.
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