Hemos vuelto a San Jorge en lo que siempre constituye un agradable paseo por la cercanía del cabezo y la ermita al casco urbano y por las hermosas vistas que, desde allí, se divisan. Pero nos ha impulsado a ello un comentario aparecido en nuestra página de Facebook sobre el supuesto mal estado en el que se encontraba lo que, en definitiva, es un parque o espacio verde más de nuestra ciudad.
Pero
lo que allí hemos encontrado no es nada especialmente alarmante. Antes al contrario
el entorno de la ermita está bastante limpio y nos dio la impresión de que el
cercado de madera había sido pintado, aunque aún llama la atención la falta de
algunos maderos.
Habían
sido borradas las pintadas que vimos en la última visita (las de color azul). Pero,
comoquiera que esas acciones vandálicas se repiten en algún momento habrá que
pensar en restaurar toda la pared pues el efecto que producen las manchas de pintura
utilizada para tapar las frases que allí dejan los pequeños bárbaros, producen
también muy mal efecto. Es cierto que si se restaura volverán a pintar
encima...
En una
zona del monte hay un pequeño parque infantil con una papelera, a pesar de lo
cual quienes se sientan en el banco allí existente prefieren arrojar los
envases de las bebidas consumidas al suelo. No había muchas pero lo importante
no era el número sino que ponían de manifiesto la existencia de personas
carentes del civismo necesario para disfrutar de espacios comunes.
Más
preocupante era la presencia de colillas, como se advierte en estas dos últimas
fotografías. La existencia de hojas secas en el suelo y una colilla mal apagada
podrían provocar un incendio. Esperemos que quienes las tiran en lugar tan
sensible tengan, al menos, la precaución de apagarlas cuidadosamente.
Pero
lo importante es que encontramos al cabezo en buen estado y ello tiene que ser
debido a la limpieza a la que periódicamente le somete el M. I. Ayuntamiento.
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